miércoles, 27 de diciembre de 2006

La razón de la sinrazón (II)

A veces me pregunto si para ser periodista hay que saber leer. Escribir, parece que sí, aunque en algunos casos no está tan claro, pero leer, lo que se dice leer... No quiero ofender a Diegos o Nepiones, líbreme Dios, pero desconozco al periodista que, cuando recibe un texto susceptible de convertirse en incendiario a través de una lectura deficiente, desaprovecha la oportunidad. Es como mis alumnos, que leen "moro" en un romance y ya me tildan de racista. Y yo no soy racista (¡Putos españoles! ¡idos a vuestro país!). Bueno, a veces un poco, pero con ese rancio racismo de los españoles contra su propia raza.

Ejemplo de ello es un artículo publicado hoy en La Razón y en Periodista digital (el artículo es literalmente el mismo, con firmas diferentes. Sospecho que el autor aprovechó la oportunidad que le dio el medio digital para ocultar su identidad, pero también podría ser un caso de apropiación indebida de los derechos morales sobre una propiedad intelectual). Se trata de un artículo polemizando sobre un supuesto artículo o libro de Manuel Mandianes, quien curiosamente aloja su blog precisamente en periodistadigital. Ni este medio ni La Razón remiten a la fuente original, aunque el periódico en papel incluye un pie en que habla de una supuesta nota de prensa del CSIC que no está entre las notas de prensa publicadas en la web del CSIC. Probablemente se refieren a la Revista de Prensa de este organismo, que sí recoge artículos que citan a Mandianes en otros medios (uno de ellos también reproducido en periodistadigital). En cualquier caso, aprovechan el hecho para cargar contra el organismo utilizando el arma arrojadiza de los presupuestos públicos.

A nada que busquemos artículos de Mandianes en la red (por ejemplo, Acontece Dios o ¡Oh supermercado, Catedral nuestra!) veremos que, desde luego, nada más lejos de su intención que atacar al catolicismo. Simplemente, se interroga sobre el laicismo actual, desde una perspectiva que, habiendo leído sólo dos artículos suyos (dos más que el autor del artículo de La Razón) me parece absolutamente católica, de un catolicismo unamuniano, es cierto, pero actualmente admitido (admitido por todos los que viven fuera del fundamentalismo).

He dejado un comentario sobre ello en pd, y otro par atacando a quienes, agarrando el rábano por las hojas, se dedican a decir cosas que suenan a "Mandiane no dice nada original, ¿para eso le pagan?" sin darse cuenta de que las palabras que leen no son sino un resumen de un resumen.
Obviamente, todo el mundo sabe, o debería saber, que la primitiva iglesia decidió que sus ritos coincidieran temporalmente con celebraciones paganas (el ciclo de Mitra; el mes de 12 días que los calendarios pre-lunares concedían para el ajuste entre los calendarios solar y lunar; las saturnalias; los ritos del solsticio...). De ahí, por ejemplo, fiestas como Santa Lucía, que da inicio a la Navidad en Suecia, o la Candelaria (Purificación de la Virgen), con que se cerraba (o abría, todo es relativo) el año litúrgico derivado del calendario solar (después vienen fiestas lunares, como Cuaresma, Pascua o Pentecostés). Lo que se pregunta Mandianes es: "Entonces, ¿por qué este ataque a las navidades desde la esfera laica?"
Es un tema de actualidad, que últimamente ha surgido en las noticias pero del que parece que ya se hablaba el año pasado, aunque nos hemos olvidado de ello. Cito su texto publicado en El Mundo con motivo de la navidad de 2005: "Los laicistas [...] siguen poniendo el belén pero sin la sagrada familia, siguen celebrando la Nochebuena pero sin nada que haga alusión a la Buena Nueva y siguen felicitando a los amigos pero sin nada que haga alusión al motivo histórico que dio origen a la costumbre [...] Todos ellos buscan desesperadamente nuevos ritos [...] que llenen el vacío que deja el olvido de los tradicionales". ¿A alguien le suena a anticristiano?

La razón de la sinrazón (I)


La razón de la sinrazón (I)
Originally uploaded by jose_m0ya.
He de confesarlo: leo La Razón. El siniestro motivo: la mayor amplitud de su lista de programación televisiva, que incluye diversos canales locales de Madrid. Dicho lo cual, y tras la flagelación oportuna, admitiré que otro de los oscuros motivos es la gracia que me produce la distorsión de la realidad que ofrece este periódico. ¿Para qué tomarse un tripi, si La Razón te ofrece un viaje gratis?



Dedicaré luego un artículo a lo más destacado de hoy, pero comenzaré hablando de lo de ayer. En la sección de fotos, una imagen de un cartel en que, bajo una forma y un cáliz, aparece la dirección web hostia.org. El pie de foto menciona que se trata de una campaña de "higiene lingüística" para que la gente conozca el significado de la palabra "hostia" y no pronuncie el nombre de dios en vano.

O sea, que ahora no podemos decir "Pachi, eres la hostia", sino "Pachi, estás como Dios"; no podemos decir: "me voy a comer un cochinillo de la hostia", sino "me voy a comer un cochinillo que tiembla Dios", y tampoco podemos decir "Me cago en la hostia" sino "Me cago en la madre que parió al copón".



Ignoran en La Razón y en hostia.org aquel adagio de Machado según el cual la blasfemia demostraba el calado de la religiosidad en el pueblo. Sólo se puede uno cagar en un Dios si cree en él, pues, en caso contrario, ¿por qué va a echarle la culpa de sus males a un ser en el que no cree?

El ataque de los anglófilos voladores

El estúpido actor del anuncio pronuncia afectadamente los /yigas/ que tiene un emepetrés o similar, dejando claro que no sólo ignora que en español el prefijo se pronuncia /jiga/ (igual que kilo se pronuncia /kilo/ y no /káilo/); también desconoce que, si quisiera pronunciarlo conforme a su lengua original, el griego, tendría que pronunciar /giga/ con g suave.

Oh, Dios, ¿es que no hizo la ESO ni el BUP? ¿No recuerda aquella práctica tabla de unidades (deci, centi, mili, micro, nano, pico, femto, ato hacia atrás; deca, hecta, kilo, mega, giga, tera hacia adelante) que aprendíamos en física? ¿No le dijeron que los sufijos, aunque usados por anglosajones pelirrojos y con pecas, tenían un origen griego y constituían un sistema internacional?

Pa'brirse las venas, 'amos.

martes, 26 de diciembre de 2006

Un nuevo punto de vista sobre la doctrina militar de EEUU y Reino Unido

Ahora que la guerra de Iraq ha dejado de ser noticia, encuentro entre los libros que mi padre lleva a fichar al ordenador un pequeño folleto de la propaganda británica escrito durante la Gran Guerra para defender a uno de los suyos:
Durante la guerra franco-prusiana de 1870, varias fuerzas irregulares francesas hicieron una guerra intermitente contra el ejército alemán. En el curso de la guerra, los alemanes fusilaron a todos los soldados pertenecientes a esos cuerpos irregulares que cayeron en sus manos. Esa conducta brutal despertó indignación entre muchas gentes y en muchos países. Y ahora, en virtud de un artículo de las Convenciones de la Haya, relacionado con la dirección de la guerra terrestre, tales soldados tienen el derecho a ser tratados de la misma manera que los soldados de línea cuando militan bajo un jefe responsable, llevan una insignia distintiva, usan sus armas abiertamente, y obedecen las leyes de la guerra. Más aún: puede prescindirse hasta de los requisitos de tener un jefe responsable y una insignia distintiva cuando la población se levanta espontáneamente para resistir al invasor; y en este caso, los cuerpos de ejército no autorizados, armados, y que obedecen las leyes de la guerra, tienen el derecho, caso de ser capturados, a que se les trate como prisioneros de guerra.
Anónimo: La ejecución del Capitán Fryatt, París: Thomas Nelson & Sons, (s/f, posterior a agosto de 1916), págs. 35-36 («¿Era Fryatt un franco-tirador?»)


(La hazaña de Fryatt, si se preguntan cuál fue, consistió en embestir con su mercante a un submarino alemán. Para los alemanes, se trató de un ataque sorpresivo y no avisado; para los británicos, de un acto de legítima defensa por el cual el Almirantazgo le concedió una distinción.)

sábado, 23 de diciembre de 2006

Dibujos animados clásicos...

Si hay algo por lo que siento fascinación son los dibujos animados clásicos. Así que cuando, buscando en boingboing un enlace publicado a primeros de mes, me he encontrado una lista con versiones en la red de los 10 mejores dibujos clásicos (que remite a cityrag), me he emocionado. La lista no está hecha al azar: remite a una página de Wikipedia que recoge, en principio, un estudio hecho entre 1000 profesionales de la animación. Lo nuevo de cityrag es que tras buscarlos en google video, youtube y yahoo!video, nos incluye enlaces para verlos.

Aún no he conseguido verlos todos, pero os puedo decir lo que me ha gustado de cada uno.
De Duck Amuck, un clásico que seguro que habéis visto, como yo, por la televisión, me ha encantado su juego metacinematográfico.
De Felix in Holywood, que creo que es el primer dibujo del gato Félix que veo, me han fascinadon su sencillez y su originalidad: para solventar los problemas de comunicación del cine mudo, la película se convierte en un cómic, donde salen globos de los labios de los personajes, con lo que se evitan muchas cortinillas de texto.
De A unicorn in the garden y One Froggy Evening me encanta que su historia no requiera apenas palabras; no hace falta saber inglés para entenderlas. Pero no me explico que el primero tenga una posición peor en el ránking: es cierto que la calidad del coloreado es peor, pero la historia está mejor trabajada y el dibujo de líneas sencillas es más atractivo.
Por último, de Gertie the dinosaur, otro dibujo primitivo como Félix el Gato, cabe lamentar que el comienzo de su versión online esté cortado.

Os recomiendo que los veáis, y que aprovechéis, asimismo, los enlaces que aparecen en youtube y que llevan en muchas ocasiones a otros "dibus" entrañables.

[EDICIÓN: 13/2/2009 Actualización de links.]

viernes, 22 de diciembre de 2006

Mapas...

En el departamento me encargaron, como tarea navideña, que buscase preguntas que hacer a los chavales para que buscasen información en la biblioteca acerca del río Mississippi. Algo esencial, para mí, es que busquen la zona por la que se mueve Huckleberry Flynn.
Pero, claro, me gustaría saber en qué estado está ese St. Petersburg, probablemente imaginario, en que se sitúa el personaje. Porque Petersburgs hay a patadas en la cuenca del Mississippi. Una pista es que está cerca de otra población llamada Goshem, y que bajando por el río se llega a Cairo (lo cual no es ninguna pista, porque Cairo está en la unión del Mississippi y el Ohio). Así que me he tirado un buen rato buscando en google maps, para establecer, sin ninguna evidencia a favor (no quiero consultar ninguna página de estudios sobre la obra de Twain), que las aventuras se desarrollan en Indiana.

Pues bien: por el camino, he encontrado esta curiosa población estadounidense que me gustaría que consideraseis.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Panorámica del Real Jardín Botánico

Ahí va una panorámica del Real Jardín Botánico, tomada con la luz invernal que se filtra a través del plomizo velo de nubes. Espero que os guste.

martes, 19 de diciembre de 2006

Para Gloria


Gloria tiene un pequeño problema en su blog: Tras cambiarse a beta, no sabe cómo hacer que vuelva a aparecer la etiqueta "NN comentarios".
En principio, el problema es que blogger ha eliminado código personalizado que aparecía en cada entrada, y al borrarlo se ha borrado también el diseño de entrada. Puedes editar el aspecto de las entradas de blogger en la solapa "Diseño". Haz clic en en vínculo "Editar" del cuadro "Entrada". Te saldrá el menú de diseño de entrada que aparece a la izquierda. Asegúrate de que la casilla "5 comentarios" (que en tu blog se llama de otra manera) esté marcada.
Después, te queda pelearte con la plantilla para introducir tu código personalizado. Eso ya es más complejo. Sólo diré que, si alguno usa haloscan, en una entrada anterior de este blog aparece un vínculo a un foro donde explican cómo hacerlo funcionar.

En general, para todo lo demás, lo mejor es hacer un nuevo elemento de página de tipo HTML/JavaScript. Y tener a mano la plantilla guardada de blogger clásico.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Invierno

Para mí, Madrid siempre será el invierno. Quizá porque, aunque viví en lugares más fríos, fue en esta ciudad donde, de pequeño, me hundí hasta la cintura en la nieve, en el alcorque de un árbol de la chopera del Retiro. Cuando vivía en la Rioja, siempre pensaba en la nieve de Madrid; pero al volver aquí vi poca nieve: mucha menos que en el Valle del Ebro. Y es que uno puede comprender que las piernas de un niño de cuatro años son muchísimo más cortas que las de uno de seis, pero otra cosa es conseguir que esa información racional se integre en el recuerdo. Y también es cierto que ese patio de gravilla, fragmentos de uralita y pararrayos radiactivos del Bretón solía amanecer cuajado de hielos, pero no de nieve.
Mi siguiente recuerdo me devuelve a la capital, ya cumplidos los once. Encerrados en la antigua capilla —en aquel tiempo ya sala de vídeo— del colegio, veíamos caer los copos de aguanieve (allí aprendí la palabra), suspirando por que cuajasen en el suelo. Pocas veces lo hacían. Pero, allá por mis trece años, una gran nevada convirtió las calles, y especialmente las resbaladizas losas del Paseo del Prado, en un granizado de barro: una gran pista de nieve sucia. Llegamos empapados al colegio, y empapados volvimos de allí. Mi padre nos prometió que, si en otra ocasión caía una nevada igual, nos quedaríamos en casa. Supongo que olvidó esa promesa, pero, como creo haber comentado alguna vez en esta bitácora, nosotros la recordamos fielmente. Sólo que no nevó.

El invierno de Madrid es, a pesar del refrán, benévolo. Cuento en los inviernos de mi infancia más días de sol que de lluvia o nubes, y a ese sol agradezco el haber hecho de mí un niño gordezuelo, lector y escritor, pues sentado al sol y escribiendo pasaba todos los recreos que seguían a la hora del comedor escolar. Luego adelgazaría, dejaría de escribir y por último de leer, pero esa ya es otra historia.
A pesar de todo, he sido siempre muy friolero, por eso mi obsesión con la nieve.

Por ejemplo, a mis dieciocho, yendo de Atocha a Plaza de Castilla para coger el autobús a Cantoblanco, pues el tren se detenía al llegar a los helados cambios de Chamartín. Los compañeros jugando en la nieve —yo no me atreví, y ahora lo lamento—. Al llegar cierta hora, los escasos asistentes nos enfrentamos con la pereza de atravesar el manto helado en autobús. Maria Luisa Cerrón, nuestra profesora de Literatura Medieval, se ofreció gentilmente a llevarnos. No sé por qué, pero me sentí especial, de alguna manera.
O por ejemplo, en ese período vago que se extiende entre los veinticinco y los treinta, saliendo a la calle el fin de semana de la Constitución para comprar un regalo para mi madre. Cogiendo el metro entre estaciones próximas, para evitar esa nieve que se colaba en el plumas, a pesar de la cerrada capucha.
O en esas navidades de hace tres años, o aquellas de hará unos cinco, con grandes nevadas y coches atascados en los alrededores de Madrid. Nevadas que te hacían sentir especial cuando pisabas nieve virgen en la Casita del Príncipe de Aranjuez o en el Retiro.

Pero también juegan un papel importante en mi vida las nieves fuera de Madrid, a pesar de que no esquío: como en ese viaje a Cerezo y La Pinilla que hice con los compañeros de laboratorio de mi hermano. Hay viajes para ver nieve, y hay nieves de viaje. Nieves de los Cameros, que bloqueaban el coche en diciembre, estropeando los planes de una boda; o que caían, a finales de Abril, sobre las brasas de la barbacoa.
Nieves del puerto de Piqueras, que duran hasta Mayo y fecundan la tierra. ¡Nieve! Flotando en el viento, caprichosa y frágil como una polilla, dura y cruel como el acero. ¡Nieve! ¡Nieve de los tópicos navideños, de las latitudes civilizadas! ¡Nieve! ¡Nieve que estrujar entre los dedos, que lanzar, que pisar; nieve donde revolcarse! ¡Nieve que caiga sobre los peatones al otro lado del cristal, que convierta los coches en objetos decorativos! ¡Nieve que haga de los árboles candelabros fantásticos; que encienda la falda de los montes; que difumine la realidad cotidiana!

¿No estáis vosotros también deseando que nieve?

domingo, 17 de diciembre de 2006

Maldición bíblica.

«El trabajo os hace libres», decían los nazis, y algo parecido es dogma de fe entre los capitalistas, según los cuales el trabajo (y no el sucio dinero) contribuye a la realización de las personas. Pero hay quienes, como Galbraith, insinúan que es una falacia predicar la dignidad del trabajo cuando aquellos con trabajos más cómodos son quienes la exaltan. Los hebreos lo tenían más claro: «te mantendrás con el sudor de tu frente».
Cuando cursaba primero de carrera, uno de mis profesores, quizá con ánimo de epatar, insinuaba, de vez en cuando, que la búsqueda del pleno empleo era uno de los grandes fiascos del comunismo: «Lo que hay que buscar es que nadie trabaje». Y medios, la verdad, parece que los hay: Esos grandes hombres de negocios a quienes he mencionado perifrásticamente en el primer párrafo suelen decir, cuando se encarnan en economistas, que la sociedad actual va abandonando las labores «musculares» y centrándose el "trabajo cerebral" (que los romanos llamaban "ocio"), representado por las empresas de servicios. Algunos servicios, convendría decirles, son también «musculares», como el ídem doméstico, pero eso no viene al caso. La gran tacha de su argumentación es que, a continuación, se quejan de los salarios poco competitivos y el encarecimiento de la mano (sí, he dicho bien, mano, no cerebro) de obra.
¿Por qué no sustituirla por máquinas?, entonces.

Un (neo) ludita nos diría que las máquinas generan paro. Cierto. También llevarse las empresas a otras tierras, alegando la baratura de la mano de obra ajena. Las máquinas... ¿no son sólo para reemplazar el trabajo manual? Imposible convencerles. La maldición bíblica viene muy bien explicar la diferencia económica. ¿Qué inventaremos cuando consigamos desterrarla?

jueves, 14 de diciembre de 2006

En el semáforo

Hoy la he vuelto a ver: ¡hacía tanto tiempo!: Fue un breve momento, como la primera vez que la miré —la había visto antes, pero sólo la miré entonces—: había cruzábamos en direcciones opuestas. Volvió hacia mí su rostro erosionado por los años, y sólo vi a la que había sido, a la que fue entonces. Dijimos «¡Hola!»; dudamos; ambos teníamos prisa. Sólo un instante —ya lo dije— y, al igual que en la anterior ocasión, sólo me dejó dudas sobre su existencia.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Agotado...

Miércoles. No es el día más cargado de la semana, pero tampoco es nada ligero. Semana previa a las evaluaciones. Reunión de departamento a las 15:00. Comemos de bocadillo, aun así llegamos tarde y, gracias a nuestra capacidad para la distracción, la reunión se prolonga hasta las 17:00. No es demasiado, y más teniendo en cuenta que todavía me puedo refugiar en casa de mis padres, a 15 minutos del trabajo. Pero luego tengo que preparar pruebas para mañana, lo cual me lleva hasta las 18:40 y me deja mentalmente agotado. No acaba ahí la cosa. Tengo unos exámenes que corregir. Y un chaval me ha dejado el cuaderno (yo les dije que me lo dieran el lunes, y hoy es el día que peor me venía, desde luego). Necesito tomarme un respiro, aunque no termine de corregir los exámenes.

Creo que nunca conseguiré tener las notas a tiempo.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Ya he programado el script

Este el script del que os hablé el otro día. No funciona demasiado bien y tampoco permite añadir información (mis escasos conocimientos de php no me permiten arriesgarme a colocar una conexión chapucera a la base de datos y que me la ataquen; por otra parte, prefiero revisar lo que me envíe la gente), pero creo que es un interesante muestrario de lo que puede hacer opensearch.
He puesto sólo sitios españoles o versiones españolas de sitios internacionales (y además, con miedo de que sus dueños se mosqueen) pero creo que aun así es un sitio interesante.
Además, si corrijo un par de detalles el sitio funcionará también con mozilla.

Enlace al script para agregar sitios al botón de búsqueda de Internet Explorer 7.

EDICIÓN (9/1/2008): Enlace actualizado.

sábado, 9 de diciembre de 2006

Desplegable de búsqueda de IE 7.0

Acabo de descubrir el desplegable de búsqueda de IE 7.0. Es como el de Firefox (incluso creo que usa el mismo formato de archivo de definición de búsquedas, el opensearch de a9), pero con un pequeño cambio: la página de Microsoft alberga muy pocos ficheros de definición, pero incluye un motor para crear nuevos ficheros (sospecho que se podrían importar los de Firefox, si no estuvieran incrustados mediante chrome en las páginas en que aparecen).

Aunque sé muy poco php, voy a ver si consigo crear una página que muestre una lista con los principales buscadores de interés para los españoles, con apartados para búsquedas en diarios, en librerías, en el isbn español, en diccionarios (WordReference, DRAE y Dict.org), en imágenes y... mi favorito: la búsqueda en imdb. Y si la cosa funciona bien, a ver si añado soporte para otros navegadores.

¿Letra pequeña... o imposible?

Supongo que en algún rincón de la librería del BOE dormirá una ley que indique que, por pequeña que sea una letra, para tener efectos legales ha de ser legible, aunque sea con microscopio. Vean lo que sucede si aumentamos (scan a 1200dpi) la letra pequeña de un anuncio de YA.COM: el papel de pulpa utilizado en el diario es incapaz de imprimir letra tan pequeña (de 1 mm de altura, es decir, de unos 3 puntos postscript).

viernes, 8 de diciembre de 2006

Miseria de las ciencias humanas

Esta mañana leo, como tengo costumbre, la prensa de ayer. Titular en portada de El Mundo:
Rajoy ofrece a Zapatero consensos sobre ETA, el Estado y la Historia
. Imagínense qué diría cualquier científico si se hablara de consensos sobre ETA, el Estado y la Biología, por ejemplo. Triste, pero cierto, es que las ciencias humanas, y más en esta era postmoderna que vivimos, son absolutamente negociables, fruto de un consenso, pero no de un consenso científico, sino político o social. Propongo a Rajoy y Zapatero como nuevos miembros de esa Academia de la que mi padre es correspondiente.

[¿Meteríais esto en Mala Prensa? No sé si los periodistas tienen mucha culpa en lo ridículo del titular.]

jueves, 7 de diciembre de 2006

No soy partidario de las teorías postmodernas, especialmente por cuanto se refiere al relativismo cultural e incluso científico. Sin embargo, educado como estoy en ellas, adolezco de un importante defecto: la carencia de criterios que me permitan valorar una obra literaria. Así, nada me permite demostrar que Cervantes sea mejor escritor que Corín Tellado; en todo caso, puedo afirmar que estoy más acostumbrado al primero que a la segunda.
Es este un defecto que ya había percibido antes, cuando algún amigo me recomendaba con gran efusividad una obra literaria. Ni Siddharta ni El guardián entre el centeno me han conmovido lo más mínimo; de Cortázar puedo decir que, si me gusta, probablemente haya sido por mi afición tardoadolescente a todo lo raro. En Hamlet veo una descripción de la indecisión juvenil que no resiste la comparación con ninguna obra de Conrad; veo mejor literatura en cualquier diálogo de Platón que en Aristófanes. Molière, por otra parte, es entretenido, pero parece mejor construida cualquier película de Wilder.
Es por ello que, a modo de profiláctico, estoy tratando de leer El canon occidental, libro que originó una tormenta académica hace unos años y que ahora se puede obtener en edición económica. El libro de Bloom también tiene sus defectos: por decirlo de un modo romántico, en él se transparenta esa tendencia según la cual el norteamericano, hijo del fanatismo religioso, es incapaz de considerar ninguna época histórica anterior a Lutero. Así, el autor, aunque mencione de pasada a Dante y Petrarca, y también a algunos clásicos —y, por supuesto, esa Biblia que los católicos procuramos no leer— considera que el origen del canon ha de ser Shakespeare. «Un anglosajón», diréis. Sí, pero la paja en el ojo ajeno sólo evidencia la viga en el propio: carezco de cualquier educación formal relativa a literatura no hispánica. Además, la nacionalidad del autor trae consigo un interesante efecto secundario: sabe escribir. Compárenlo con cualquier crítico español contemporáneo (o por ejemplo con ese Helios Jaime cuyo libro comenté el otro día) y sabrán a qué me refiero.

martes, 5 de diciembre de 2006

Varios...

Antes de sumergirme en la vorágine de la corrección de exámenes, me gustaría hablar en este blog de una serie de asuntos que han suscitado mi interés en los últimos tiempos. Ya, ya sé que no os interesan en absoluto, pero ello no os librará de leerlas.

1) Servicios de atención al cliente y software libre. Estoy acostumbrado a utilizar software libre; por eso, si encuentro un defecto en un programa, escribo a quienes lo han desarrollado, preguntándoles si lo han resuelto en otra versión, o si por casualidad se trata de algo que yo he hecho mal. He seguido esa misma línea de conducta a propósito de la actualización de los controladores para una capturadora de TDT que le regalé a mi hermana y he visto que, al menos en la atención a clientes de habla hispana, las compañías se limitan a dar largas. Si no funciona una feature de la versión anterior que, según la ayuda (no actualizada, pero esa es otra) debería funcionar, se dicen cosas como "Mediacenter 3 no es el mismo programa que Mediacenter 4, y algunas cosas funcionan de distinta manera". Si se pregunta sobre una feature que no existe, pero sería ingenioso incorporar (como un botón en el mando a distancia para escuchar las pelis de Telemadrid en español en lugar de en versión original) la respuesta es "no, no se puede. Use el ratón". Si se pregunta por qué el teletexto ha dejado de funcionar dicen "el teletexto es una característica de la TV analógica, que no es soportada por la TV digital" (mentira cochina: ¿alguien ha conseguido usar los subtítulos DVB en los canales (ahora todos digitales) de Astra? ¡siempre hay que usar los de teletexto!) Si se responde razonadamente a lo anterior, la amable señorita de soporte se despide cordialmente.
En el mundo opensource eso sería cavar la propia tumba, pero, claro... el artilugio en cuestión no es opensource. Ni siquiera es compatible con reproductores multimedia de otra marca.

2) La hora de Galicia. Leo en un breve del periódico que los nacionalistas gallegos han planteado la posibilidad de establecer su propio huso horario, compartido con Canarias, Portugal e Inglaterra. La idea es, por supuesto, incendiaria, pues la competencia en cuestión horaria (como en pesas, medidas, etc.) es del estado. Sin embargo, no por ello deja de ser sensata. Ya hemos dicho aquí anteriormente que lo absurdo es tener la hora de Vilna, la capital de uno de esos europeos estados bálticos donde los rusos son metecos, apátridas o algo así. Si el meridiano de Greenwich pasa por Castellón, que está al este de España, es ilógico tener la hora del este de Greenwich y no la del oeste. Pero a los territorios de su graciosa majestad británica no se puede llegar a pie (al menos eso piensan quienes no han oído hablar de Gibraltar) y Portugal es algo así como un estado de tercera, y por eso España siempre ha querido tener la hora del eje París-Berlín. Tener esa hora en los países catalanes y la otra en la patria de Breogán sería, creo yo, una bonita solución de compromiso, sobre todo porque, con una hora u otra, seguiríamos llegando tarde a todas partes: ¡al fin y al cabo, españoles!

3) Escribir rápido y no revisar lo escrito es un grave error, y por ello yo he mandado a mis conocidos un horrible correo con la palabra "ha habierto". Sí, es explicable: la primera hache ha inducido la segunda (me pasa mucho al escribir a máquina). Pero sigue siendo un fallo garrafal. Aquí la expongo a la vergüenza pública.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Visto en el Metrópoli

Tres Aguas. Uno de los espacios punteros del suroeste de la comunidad, construido sobre una antigua cañada real
(La luna de Metrópoli, semana del 1 al 7 de diciembre de 2006, página 110)

What the fuck!!?? ¿Qué mierda de reporteros o gabinetes de prensa redactan estos publirreportajes del suplemento de ocio del diario El Mundo (edición Madrid), que ni siquiera se dan cuenta de que el hecho de edificar sobre una cañada real no es, ni con mucho, loable? ¿a quiénes contratas, Pedrojota? ¿quiénes leen el periódico? y, sobre todo, ¿alguien me puede pasar la ley en la que aparece el nuevo trazado de la antecitada cañada, obligatorio para poder edificar legalmente sobre ella?

Escuchado en las noticias...

Antena 3 TV, noticiero de las 3 de la tarde de hoy:
"... un insecticida, probablemente un matarratas..."

Si alguien se pregunta por qué un matarratas no puede calificarse de insecticida, que vuelva a estudiar la biología de la E.S.O., por favor.

sábado, 2 de diciembre de 2006

Enviado a la AEPD

Llega a mi bandeja de entrada un precioso correo ofertándome guías de teléfonos en formato TXT, y sugiriendo explícitamente que se pueden emplear para la búsqueda inversa. Reenvío el código fuente del mensaje a la Agencia Española de Protección de datos, utilizando el formulario en la página de dicha entidad.

El proceso se cuelga, con un mensaje sobre la aparcición de caracteres ilegales.

Aunque podría tratarse de un cuelgue provocado por el código fuente que he adjuntado, mi primera comprobación se refiere a la eliminación de tildes y diéresis en las casillas "Nombre del remitente" y "Apellidos del remitente". El mensaje sale perfectamente.

A continuación me veo obligado a redactar un nuevo mensaje:
En mi mensaje anterior he comprobado que su software no permite el procesado de tildes y diéresis en el nombre del remitente. Por favor, actualicen su software. España no es sólo una eñe, también existen los acentos.

Por cierto, si a alguien le interesa, hay una organización un tanto friki, Ciñe, que aparte de exigir la eñe, exige el resto de caracteres. Bien por ellos.

viernes, 1 de diciembre de 2006

¿Adjetivos Propios?

Acabo de enterarme de que en inglés no sólo hay nombres propios, sino también adjetivos propios. Se trata de lo que en castellano llamaríamos sustantivos, con la particularidad de que carecen de marca de plural y de genitivo. Lo más gracioso de todo es que me he enterado de ello leyendo un documento legal sobre cómo citar cierta marca reservada.

Realmente, el término adjetivo propio tiene su lógica, aplicado a las marcas comerciales. Se trata de algo parecido a lo que en castellano llamaríamos adjetivo relacional: Así, en la frase "Las patatas Turruncún van rellenas de atún", "Turruncún" es complemento (adjetivo), como "andaluzas" en "Las patatas andaluzas..." Observaréis que en inglés Andalusian se escribe con mayúsculas: es un... adjetivo propio.

Las marcas comerciales funcionan como núcleo de sintagma en frases como "Felipe conduce un Biscúter", pero si observamos ejemplos como "Juan calza unas Nisu" nos damos cuenta de que lo que hay en realidad es un determinante seguido de un complemento: uno de los dos ha asumido el lugar del núcleo (en casos como este, los gramáticos se enfrentarían a duelo por demostrar cuál de los dos).

La gramática inglesa, donde los adjetivos no expresan el género ni el número, puede explicar fácilmente la situación: Turruncún, Biscúter o Nisu serían adjetivos sustantivados. Pero en español la cosa cambia. Hay que suponer la sustantivación de un nombre que previamente se ha "adjetivado" (hay un nombre, Nisu, en aposición a un sintagma nominal, unas ∅ al que le falta el sustantivo).

¿Qué explicación es más sensata? Yo creo que ninguna de las dos, pero por lo menos nos permiten dormir tranquilos. Si los españoles optáramos por reconocer que "Nisu" es un adjetivo, habría que escribirlo con minúsculas; si los ingleses lo considerasen sustantivo, tendrían que pluralizarlo. Así que cada gramática lo explica de la manera que le crea menos problemas.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Canales temáticos

Hay gente que todavía piensa que los canales temáticos son cosa de la TV por satélite o cable, o de la tan cacareada TDT. ¡Ilusos! Los madrileños sabemos que la TV temática llegó cuando las autoridades comenzaron a dejar de perseguir a las emisoras locales (lo que en Madrid, al menos en mi barrio, ocurrió mucho más tarde que en localidades catalanas). Porque, ¿qué son la veterana Enlace o la más reciente TMT sino canales temáticos religiosos? ¿qué es el canal 53, sino un temático de tarot y chat? ¿Qué son localmedia o PTV? Y lo peor es la tematización constante que está afectando incluso a canales que en tiempos eran potables. Así, desde que la hija del dueño de Canal 7 dejó de presentar un programa de videos musicales, la emisora derivó hacia las teletiendas, los tarots y un programa del corazón que ha servido para escribir las mejores páginas de Sé lo que hicísteis la última semana. Lástima: en vez de tematizarse hacia la música, se ha ido encaminando hacia la telebasura...

martes, 28 de noviembre de 2006

Vuelven los halocomments

Haloscan fue la compañía que me proporcionó el primer motor de comentarios para este blog. Por eso, cuando llegaron los comentarios de Blogger, dejé los comentarios de halo. Principalmente por mantener los antiguos, pero algunas personas preferían seguir usándolos (especialmente si no tenían cuentas de blogger). Cuando cambié a beta, desaparecieron.

Copiar el código genérico de haloscan no sirve de mucho, pero en los foros de haloscan he encontrado una interesante discusión que explica cómo meter el código de haloscan en blogger beta, de manera que se recuperen los comentarios antiguos. Y, aprovechando mi visita a esa página, he introducido en mi blog la "vista-chat" de los comentarios haloscan.

P.D. Los comentarios sólo se muestran en las páginas con más de un post (página principal o páginas mensuales). En el resto, sólo podéis ver los comentarios blogger.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Plurales...

Leo hoy un artículo en el suplemento dominical informativo "Crónica" de El Mundo en que el periodista transcribe en cursiva la palabra "sánduches". Tal transcripción me resulta curiosa, ya que para los autores del Esbozo, para nada innovadores, el americanismo "sanduche" era preferible tanto al impronunciable"sándwich" como al inhabitual "emparedado".

Compruebo, por tanto, el término en el Diccionario Panhispánico de Dudas. Efectivamente, "sanduche" y "sanguche" aparecen como incorrecciones. ¡Puta academia! Siempre centrada en el español no de la Madre Patria, sino incluso del foro.

La palabra sanduche aparecía, por cierto, en el artículo sobre el plural del antecitado Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (Madrid, 1973). Resulta curioso ver hasta qué punto se alejan las consideraciones del DPD de aquellas que el Esbozo hiciera 30 años atrás.
El esbozo prefería sanduches, sandwich (sin tilde ni ese) o emparedados a sándwiches; currículum o currículos a currículums (forma propuesta por el DPD) o currícula.

El criterio del DPD es más simple pero más traicionero. Se rinde a la introducción del plural impronunciable en -s tras consonantes, tanto a palabras que lo llevan en su lengua (argots) como a aquellas que no (sándwichs, espaguetis, currículums: inglés sandwiches; italiano spaghetti, latín curricula). Mantiene, eso sí, la preferencia por los nombres castellanizados, pero sólo cuando estos han triunfado.

¡Mierda de Academia! ¿Sabéis lo que me ha sentado peor? Que precisamente hoy les he explicado las reglas de formación del plural a los alumnos de 3º, y en lugar de usar las del DPD, les expliqué las de la última gramática normativa de la Academia: ese esbozo de gramática escrito en 1973. Porque ni la de Bosque ni la de Alarcos tienen pretensiones de ser normativas.


(Me vengaré diciendo a mi amigo J. que encienda una vela negra en el salón de sesiones...)

Cuatro patas

Me pareció ver un lindo gatito...

domingo, 26 de noviembre de 2006

adición interesante a mi plantilla

Sabido es que cuando escribimos un texto en cursiva dentro de otro texto en cursiva (por ejemplo, citamos el título de una obra dentro de un texto introductorio, o dentro de una cita que hemos colocado en cursiva) la segunda cursiva debe aparecer como texto no resaltado. Sin embargo, los navegadores no conocen esta sencilla regla tipográfica.

Por ello, he hecho esta pequeña adición a la sección de estilos de mi plantilla de blogger:

cite i{ font-style:normal;}
cite em{ font-style:normal;}
em em{ font-style:normal;}
i em { font-style:normal;}
em i{ font-style:normal;}
i i{ font-style:normal;}

Más sobre las etimologías

Ya os dije en cierta ocasión que la etimología es el primer recurso del que echan mano los pedantes (yo mismo, por ejemplo). Hace unos días he encontrado un soberbio ejemplo de ello en la introducción de la Antología de relatos fantásticos argentinos de Helios Jaime (Espasa-Calpe, 2006):

Para dar nuestra interpretación de lo fantástico, comenzaremos por un análisis etimológico-semántico. La palabra fantástico viene, como se sabe, a través del latín tardío, de fantasticus, término que califica un suceso de irreal o de imaginario. Este adjetivo deriva del griego φανταστικος (fantastikos), que designa todo fenómeno que concierne la facultad de imaginar [...] Recordemos que fantástico forma parte de la misma familia léxica que fantasía. En griego, este sustantivo designa tanto la imagen como la aparición y forma parte del mismo campo semántico que el verbo Φαινω (fainô), cuya significación, 'brillar' se extiende a la de 'hacer aparecer'.
Aún más interesante es comprobar que la raíz indoeuropea [...] común a las palabras fantasía, fantástico y fantasma es *BHĀTIS-, que está lejos de designar lo oculto o lo sombrío; su noción expresa todo lo contrario: 'luz resplandeciente' [...]


Me pregunto yo:
1) Si la palabra fantásticus tiene un significado distinto al de la etimología que buscamos (de hecho en códigos medievales fantástico significa "falso"), ¿por qué mencionarla?
2) Si la palabra griega ya tiene relación con la luz, ¿para qué es necesario recurrir al indoeuropeo?
3) Si siguiéramos leyendo el texto, veríamos que la intención última del autor es decir que la fantasía revela aspectos ocultos de la realidad. ¿No podría haberlo explicado, por ejemplo, mediante el clásico enfrentamiento fancy/imagination? ¿Para qué remitirse a la etimología, si dos mil años de historia desmienten el significado (en realidad moderno) al que se refiere el autor? Es como tratar de explicar la idea moderna de átomo remitiéndose a los presocráticos.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Me he cambiado a Beta

Arreglado el problema del RSS (lo fundamental es cambiar la dirección configurada en el lector RSS por la nueva), me he creado un nuevo usuario google y he entrado con él a blogger. Me ha resultado muy curioso que gmail me dejara invitar a un usuario cuya dirección de correo era mi dirección de recuperación de contraseña de gmail, y también que blogger no se quejara al ver que mi cuenta de correo electrónico es una dirección gmail distinta de mi nuevo usuario blogger. En fin, que la pifia que tenía que hacer no debía de ser tal pifia.

He mudado la plantilla al sistema nuevo; he cambiado mi mínima-ocre personalizada por otra mínima-ocre. En el transcurso de la operación sólo he perdido las dos categorías más importantes de enlaces (las que se llaman ahora "Amigos" y "Navegantes"), pero el editor de plantillas me ha permitido ver mi plantilla clásica para recuperarlas.

He pasado un rato agradable colocando etiquetas en 300 de mis más de 800 entradas. Las categorías son de lo más variopinto, y muchos artículos caen en más de una de ellas. He pensado en hacer un post con un índice de categorías: la manera más sencilla, es hacer un post titulado "Este es el índice de categorías", escribir en él una pequeña explicación, y a continuación asignarlo a todas las categorías. (Edición: hay un límite sobre la cantidad de categorías que pueden asignarse a un blog. Depende de la longitud de los nombres, y yo no pienso acortar ninguno. Os quedáis sin índice.) Lo haré dentro de un rato, porque ahora mi padre quería ver la peli que emitieron ayer en La cuatro y que grabé ayer en el ordenador.


Por cierto: ¿A qué IMBÉCIL de M$ se le ha ocurrido poner un diálogo "Pulse ACEPTAR si acepta las condiciones de licencia de este programa" en un programa como psshutdown, pensado para colocarse en Tareas Programadas y ejecutarse sin intervención del usuario? Dios, si quiero apagar el ordenador pulsando un botón, ya sé dónde está el botón; si uso un programa especial es para no tener que pulsar botones. Nada, que ya es la segunda vez que el ordenador no se apaga por sí solo a las 2 de la mañana. He dejado un comentario al respecto en el blog del creador de psshutdown (el antiguo propietario de sysinternals) y espero que surta algún efecto.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Puntualidad y TV, incompatibles.

El otro día le regalé a mi hermana un sintonizador de TDT para el ordenador. El aparatito incluye, entre otras opciones, la posibilidad de utilizarlo como "PVR", "grabador personal de TV". Esto quiere decir que permite grabar fácilmente esos programas que nos fastidia perdernos pero que normalmente no nos molestaríamos en grabar, o que quisiéramos grabar y luego borrar, pero que quizá no veamos la misma semana que los hemos grabado (es un estrés eso de tener que acordar con mi hermana una hora en que ver el episodio Urgencias de la semana pasada para poder grabar el próximo encima).

Con un espacio de disco duro en el que caben unas 100 películas, sería ideal poder grabarlas todas en el ordenador, apretando un solo botón. ¡Chas! y se graba. Sin fallos, sin tener que mirar el periódico, sin tener que asegurarse de que el video está en el canal adecuado. Y luego las puedo ver en el mismo ordenador o, si me decido a malgastar un DVD (quizá un regrabable), en lector DIVX. Oh, qué maravilla.


Sería estupendo si funcionara. Entonces me habría podido grabar el sábado Cautivos del Mal (que tengo en una cinta de video almacenada tras una mesa, en una ubicación que desmotiva cualquier búsqueda), y el domingo Los impostores y Fantasmas de Marte. Las tres en TVE, compañía que en tiempos era sinónimo de puntualidad ("Llevo el reloj con la tele", decíamos). Lamentablemente, las películas duraron más de lo que decía en el programa, y, por tanto, la grabación por EPG (que asume puntualidad) no funcionó. Afortunadamente, dos de ellas iban seguidas, así que al menos podré ver una peli cortada en dos trozos.

En tiempos, dejé de grabar de A3 por su excesiva impuntualidad (tiempos de retraso de hora y media llegué a contar). Pero ahora que A3 se modera en sus retrasos, parece que el vicio se va extendiendo a otras emisoras. Me parece lamentable. A diferencia de lo que pueda suceder en una compañía ferroviaria o en una fábrica, los videos con los anuncios están preparados de antemano, y la emisora sabe exactamente cuánto duran. ¿Por qué no pueden ser puntuales? ¿Será por defender las rancias tradiciones hispanas?

viernes, 17 de noviembre de 2006

Burocratización de la Medicina

Una de las peores cosas de la medicina de este país es que está completamente burocratizada. Eso sería un mal menor si la burocratización fuera responsabilidad única de los médicos, puesto que siempre es conveniente que los facultativos que nos atienden dispongan de información sobre nosotros. Pero es que a menudo son los departamentos de personal de nuestros empleadores los que colapsan la sanidad.

Ejemplo 1. Recuerdo que, en mi segundo año de interino, tuve que acudir al médico para poder quedarme en casa con fiebre. Evidentemente, el doctor hizo como dice House que hacen todos los doctores: se preguntó por qué iba a verle con un simple constipado y me recetó un paracetamol. Tengo un ambulatorio al lado de casa, pero el que me corresponde está al otro lado del Parque del Retiro, con lo cual todos podéis sospechar que la visita sólo sirvió para agravar mis síntomas. Me recuerdo a mi mismo suplicando afónico que alguien le dijera al conductor del autobús que abriera la puta puerta de salida, ya que no parecía haberse dado cuenta de que había pulsado el timbre hacía ya un buen rato. Obviamente, si el responsable de personal del instituto donde estaba yo trabajando hubiera sido menos estricto, habría pasado un día en cama y no dos o tres, y no habría contribuido a colapsar el sistema de la seguridad social.

Ejemplo 2. Durante la primera semana de trabajo de mi hermana, la mutua de previsión de su empleador (un ayuntamiento, concretamente el del pueblo donde vive esta chica) está realizando las revisiones médicas. Así que ella acude y le sugieren que se cuide una llaga purulenta que tiene en la cabeza. Visita a un dermatólogo privado, que le recomienda una intervención. La doctora, también privada, que realizará la intervención le dice que tiene que ser a primera hora de la mañana. Pero en el departamento de personal le dicen a mi hermana que las ausencias al trabajo por visita médica sólo son válidas justificante del médico de cabecera por medio. Imagínense ustedes: tiene que visitar al médico de cabecera para que le de un papel para una intervención en la sanidad privada. Impensable. De nuevo, un empleador (¡y de nuevo público!) que ayuda a colapsar el sistema sanitario público.

miércoles, 15 de noviembre de 2006

¿debería pasarme a beta?

Llevo bastante tiempo dudando si pasarme a blogger beta. Lo que más inclina la balanza a su favor es la posibilidad de categorizar las entradas, como hace la gente que utiliza wordpress o como quienes están alojados en sitios más modestos que este, como bitacoras.com o bitacoras.net. En contra, pesa un serio inconveniente: he comprobado, a través de los blogs de amigos que se han migrado, que la migración vuelve inútiles por una temporada los lectores RSS, ya que todas las entradas de los blogs recién migrados aparecen como nuevas. Descubrí esto con mi página aprenderadesaprender.6te.net, que comenzó queriendo ser un blog categorizado pero que durante mucho tiempo he utilizado como lector rss (y ha quedado inútil tras la implantación masiva de beta).

Por otra parte, aunque el editor de vínculos de blogger beta (que he probado a través de la página que tenemos los amigos del pueblo) es muy sencillo de manejar, volver a editar la plantilla para conseguir, por ejemplo, que en el archivo se muestren las fechas de forma más compacta o que la letra de ciertas secciones sea más pequeña, se convierte en una tarea odiosa. Es cierto que me gustaría cambiar más a menudo de plantilla, pero también lo es que con la actual he conseguido cierto equilibrio entre el deseo de incluir numerosas referencias externas y la necesidad de mantener un diseño compacto.

¿Qué os gusta más a vosotros? ¿Beta o la versión clásica? ¿Me podríais dar vuestra opinión?

martes, 14 de noviembre de 2006

¿Otro capítulo?

Benito Adolfo José Antonio Francisco Ramírez de Alenzano y Gutiérrez de Enciso debía su recargado nombre a un abuelo falangista y a un padre demasiado pusilánime como para contrariar a un suegro que había participado en la campaña de Alhucemas y todavía tenía el valor de jactarse de ello. La obsesión de su infancia fue cambiar aquel ridículo antropónimo, que los profesores pronunciaban con delectación enfermiza al pasar la lista diaria, por algo más discreto y corriente: Pepe, Miguel, Kevin, Usmaíl. Sin embargo, al llegar a su decimoctavo aniversario, no sólo estaba suficientemente integrado en la hinchada de un equipo blanco y capitalino como para enorgullecerse de las evocaciones fascistoides de su nombre, sino que se había acostumbrado a que lo llamaran mediante el acrónimo Bajaf. Y así vivió feliz muchos años.

Pues, señor: Estaba una vez Bajaf en la grada de tribuna del Bernabéu cuando, en medio de una jugada que Raúl estaba a punto de estropear, sonó su teléfono móvil. Héte aquí que quien lo llamaba no era otro que Agustín Fernández, el ínclito Agustín Fernández, que necesitaba un presentador para su nuevo reality show. Al señor Fernández le había causado buena impresión su currículum y su actuación en el cásting, y creía que satisfacía todos los requisitos necesarios para el puesto. A saber: buena presencia, don de gentes, la voz plana y carente de influencias geográficas (pronunciaba el español con una impersonal entonación yanqui que resaltaba todos los sustantivos) y lo más importante: estaba dispuesto a cobrar un salario de mierda, más extras. ¡Si vieran ustedes la cara del pobre Bajaf al responder al teléfono...! Cualquiera hubiera dicho que era un raulista asombrado de las pifias de su héroe, tal la mirada de estupefacción que se advertía en su rostro. Hasta tal punto, que la mujer gorda que ocupaba habitualmente el asiento vecino se olvidó, por una vez, de reclamar al árbitro un penalty inexistente.

Cuando Bajaf salió del estadio, tenía la expresión hierática y ausente; en ello no se diferenciaba del resto de los madrileños, excepto aquellos pocos que tenían alguna extraña razón para preferir al Levante. En su mente, la derrota de los merengues se convertía en un extraño augurio acerca de su nuevo puesto. Quizá ambos hechos estuvieran entrelazados: quién sabe si la goleada encajada por Casillas se debía, precisamente, a ese extraño equilibrio de la fortuna mediante el cual la herencia de un tío millonario va seguida, infaliblemente, por la muerte del perro del vecino.

Bajaf se metió en la primera taberna que encontró (si esto no fuera un cuento os diría el nombre y dirección, pues sin duda figura en las páginas amarillas) y se bebió una cerveza, mientras buscaba entre la multitud algún conocido a quien contarle sus cuitas. Como no aparecía nadie (los amigos, ya se sabe, siempre llegan tarde) decidió tomarse otro trago para hacer tiempo. Diez cervezas más tarde, había reunido ya los arrestos suficientes para mantener una conversación con una muchacha de mirada lánguida que, apoyada en la pared junto a la máquina de tabaco, parecía esperar a alguien.

—¿A quién buscas, hermosa princesa, en este oscuro tugurio?
—A alguien que me quite de encima a un pesado que lleva ya dos horas hablando conmigo.
—No te preocupes, yo te lo quitaré de encima. Pero primero me tendrás que dar sus señas personales.
—Es bajito, le apesta el aliento a cerveza, y está hablando conmigo en este momento.

Tras mirar a un lado y a otro, y ver que ni a izquierda ni a derecha había persona alguna, Bajaf comprendió que lo estaban rechazando. Así que, discretamente, comenzó a silbar la melodía de «El puente sobre el río Kwai» y recogió velas, no sin antes realizar un último intento para conseguir el teléfono de la gentil damisela.

Una vez en la calle, miró su reloj. Era una mala hora, esa hora a la que cierran los bares de copas pero todavía abren las discotecas. Así que dirigió sus pasos hacia la parte baja de Torre Europa, con la intención de penetrar (y nunca mejor dicho) en alguna de las discotecas de la zona.

Al momento le hizo frente un gigante. Sus grandes manos revelaban un carácter muscular y agresivo, mientras que frente despejada parecía mostrar una extraña inteligencia, indudablemente puesta al servicio del mal. Sobre sus pequeñas orejas —oscuras, como el resto de su piel— un pequeño auricular indicaba su condición de Portero.
—Completo. —dijo el Portero.

Bajaf, consciente de su debilidad, imaginó que sin duda necesitaría envolver al gigante en extraños circunloquios, de forma que se viera obligado a permitirle el paso. Así que comenzó rogando:
—Por favor, déjeme pasar. No suelo venir por aquí, pero acabo de ver que ha entrado un colega al que no veo desde hace cinco años, y me gustaría saludarle.

Siguió prometiendo:
—Venga, te doy veinte euros si me dejas pasar.

Y terminó amenazando:
—¡Pero si he visto que entraban cinco tías buenorras mientras me hacías esperar aquí! Esto es discriminación. ¿Qué pasa, soy negro? ¡Te voy a denunciar, moro de mierda!

Pero el gigante no atendió ni a ruegos, ni a promesas, ni a amenazas. Ni se movió siquiera. Así que Bajaf decidió montar en un taxi y volverse a su casa.

Al igual que había hecho al acercarse a la puerta de la discoteca, Bajaf se arregló el pelo, la camisa y los pantalones antes de acercarse al borde de la calle. También comprobó si llevaba alguna mancha claramente visible (os recomiendo, niños, que hagáis lo mismo siempre que vomitéis, pero nunca con las manos sucias) y, tras ver que una roncha verde adornaba los bajos de sus pantalones, decidió plegarlos de manera que no se notara demasiado. Esta vez su estrategia funcionó, pues el taxista no se apercibió de su estado hasta que pronunció en voz alta (por tres veces) el nombre de su calle. «Ya es demasiado tarde para echarlo», se dijo el taxista, y lo mandó hacia su casa, procurando ir por el camino más largo. Y así es como el gran Bajaf llegó a su casa el día que el Levante derrotó al Madrid.

Y, colorín colorado, este cuento se ha acabado.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Cual gritan esos malditos...

¡Cuál gritan esos malditos!
Pero mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos.
(Zorrilla, Don Juan Tenorio

domingo, 12 de noviembre de 2006

Es por cosas como esta que no llevo ni 2000 palabras en mi novela...

He pasado las dos últimas horas (y ahora son las 2:14 de la madrugada) leyendo las historias y características de diversos sistemas operativos en la versión anglosajona de la wikipedia. Tras enterarme de que OS/2 está en la base de windows NT (¡claro, por eso hacen referencia a él en la ayuda de línea de comandos de XP!) , esclarecer el arbol genealógico de los diversos unix y unix-like y deleitarme leyendo las características de VMS, he saltado a la página donde muestran la comparativa de diversos sistemas operativos y, al ver que había un sistema basado en el "plan 9", citado a su vez en el artículo de los unixes, y que era gratuito, he decidido investigar.

Se llama Inferno, y resulta que es un sistema que parece estar destinado, como el viejo y supongo que ya casi extinto VMS, a los cluster, y que, además, tiene la ventaja de poderse ejecutar en Linux, en Windows o incluso en un control ActiveX dentro de Internet Explorer. Sí, chicos, habéis oído bien. Un sistema en el que se pueden desarrollar aplicaciones para usarlas en el propio ordenador donde se han desarrollado o bien en otro ordenador. Suena a Java, pero con la ventaja de que lo que se ejecuta dentro del explorador es un sistema operativo completo, así que, si se quiere, se puede disponer de su interfaz de comandos y todo. Y el plugin es mucho más pequeño (1 mega frente a unos 15) que el java de Sun.

¿La única pega? El plugin no funciona en mozilla. Supongo que, como el sistema es de fuente abierta, alguien hará un "plugin" compatible; pero hasta el momento habrá que confiar en java...
EDICIÓN: Cuando escribí el artículo anterior, pensaba que plan 9 era un sistema que no se podía obtener gratuitamente. Me equivocaba. Se puede descargar de Bell Labs. Miren, por favor, los cómics enfermizos dibujados por el autor de su logo)

jueves, 9 de noviembre de 2006

Televisión sin Fronteras

Resulta que la directiva "Televisión sin Fronteras", de cuya vigencia estaba yo dudoso, dado que ninguna cadena cumplía sus especificaciones respecto de la publicidad, sí debía de estar vigente, ya que se está debatiendo su modificación.

Si en otros aspectos de la realidad (como violencia doméstica o seguridad vial) el gobierno ha propuesto con éxito normas que contradecían los hábitos de sus ciudadanos, en televisión no ocurre lo mismo. El dinero es el dinero, al fin y al cabo. Lo que se plantea es rendirse a los hechos: dado que ninguna cadena coloca la primera pausa publicitaria tras los primeros 45 minutos ni se limita a colocar, como mucho, otra 20 minutos después, los gobiernos europeos se bajan los pantalones y se pliegan a aceptar que se pueda colocar la publicidad cuando se quiera. Ítem más: se propone que se pueda interrumpir el desarrollo de una retransmisión deportiva, sin esperar a los tiempos muertos o descansos, para colocar anuncios.

Es cierto que las televisiones necesitan la publicidad para subsistir, pero también está claro que es incoherente quejarse del aumento de la oferta de mercado publicitario suscitada por la TDT y luego pretender que se amplíen los tiempos para publicidad. Bajen los tiempos y suban los precios.

Y respecto al gobierno, es cierto que aplicar ese apartado de las leyes de TV y radio que permite clausurar una concesión ante los inclumientos reiterados de las normas sería tan peligroso como aplicarle la ley de partidos a alguno de los dos mayoritarios, pero esa falta de huevos ya huele un rato. De mí dicen que soy un pusilánime, pero ante la reiteración tomo medidas.

Edición: resulta instructivo leer los precios y condiciones de contratación de las diferentes cadenas de televisión. En ellas aparecen a veces condiciones que, aparentemente, no se cumplen. Por ejemplo, creo haber visto en Telemadrid sobreimpresiones con gráficos animados, cuando según las condiciones de contratación están prohibidas "por ley".

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Arancie! Arancie!

Lo bueno de tener unos vecinos terratenientes es que de vez en cuando te obsequian con los productos que, generosa, ofrece la tierra en las distintas temporadas. Llega el otoño a Madrid, y a casa de mis padres llegan, directamente de una plantación valenciana y por cortesía de los habitantes del séptimo, unas mandarinas que se van del mundo, porque aunque nadie les puso la etiqueta de ecológicas, están cultivadas sin ningún tipo de pesticida.

Supongo que ya sabéis que de Valencia salen al resto de Europa las mejores naranjas de España. Eso quiere decir que las peores no van al extranjero, sino que se quedan aquí, en forma de zumo (la publicidad nos dirá luego que ha habido un riguroso control de selección: cualquiera que trabaje en calidad os dirá que la cuestión es seleccionar, sea género de primera o de tercera). ¿Y qué pasa, finalmente, con la fruta que no es buena ni mala, sino solo mediocre? Que llega a nuestras fruterías, previamente maquillada. Bueno, a todas no. Sospecho que a los Valencianos será difícil darles gato por liebre.

Cuando uno viaja al extranjero se asombra del precio de la fruta. Recuerdo los puestos callejeros italianos —Arancie! Arancie!: parecía que estuvieran matando a la pobre Arancha— de fruta buenísima y carísima. ¿Por qué es más barata en España? No sólo por su abundancia, sino porque nos hemos ido acostumbrando —y soy el primero— a valorar más el aspecto externo que el sabor. Por eso pocos compran agricultura ecológica. Pero creedme: cuando uno abre una naranja de piel mate y rugosa, y le hinca el diente, comprende que las naranjitas brillantes de la bandeja de espuma son muy inferiores, por bonitas que parezcan. Y además se pudren antes.

lunes, 6 de noviembre de 2006

Capítulo II

Sentado en su cuarto, Javier Gómez leía atentamente la carta que acababa de entregarle el portero de la residencia. No recordaba ya de qué podía tratarse: quizá eran esas pruebas a las que se había presentado por acompañar a Marta. Marta... Una malagueña escultural que podía fulminarte con sus dos ojos negros sin dejar de sonreír al mismo tiempo. Lo habían dejado un par de meses atrás (a Marta no le gustó que tonterara con Andrea, y a Javier tampoco le gustó que Marta llamara, a cada momento, a su amigo Óscar, aunque le jurase que entre ellos no había nada) y, a pesar del tiempo pasado, seguía acordándose de cómo ella le convencía para que participase en actividades que contradecían su profundo sentido del ridículo.
Sus ojos pasaron de la carta a la pila de libros (Derecho mercantil I, Código de Comercio, Principios del Derecho Fiscal, Historia del Derecho...) y de allí al póster de Metallica situado entre la mesa de estudio y la ventana. Al otro lado de la ventana, ala cabecera de la cama, había un corcho con unas cuantas fotos de sus colegas y de sus conquistas. Allí estaba la foto que Marta le había hecho justo antes de entrar al cásting.
Bueno, parecía que algo había sacado de aquella relación tormentosa. Una invitación para participar en un programa de televisión, acompañada de una copia del contrato que tendría que firmar. Las fechas de producción eran imposibles (le impedirían presentarse a los exámenes) y las condiciones del contrato le parecieron draconianas. Aun así, seguro que podría sacar tajada. No era el típico chaval que tiene como máxima aspiración la fama rápida y efímera del personaje televisivo, pero a nadie le amarga un dulce. Así que se puso unos vaqueros y, sin cambiarse la camiseta de AC-DC con la que había dormido, se acercó a la puerta de Ernesto.

Si esto fuera una novela de Frederick Forsyth, la historia de Ernesto sería muy complicada. Un hombre de tez clara y cabellos rubios habría llamado, años atrás, a la puerta de una casa de Guadalajara, España. La mujer de tez morena que habría salido a abrirle se habría dado cuenta de que era un desertot, uno de esos muchachos llegados de Francia, Inglaterra y países incluso más lejanos para combatir el fascismo, que a su llegada conocían el horror de la guerra y ponían pies en polvorosa. Entre el desertor —un norteamericano neoyorquino de apellido indudablemente judío— y la bella Dolores Martínez habría surgido una pasión incandescente pronto interrumpida por los gritos de unos milicianos y unos golpes en la puerta. Los milicianos (o quizá unos falangistas, vaya usted a saber) se habrían llevado a rastras a Sam Goldstein, y el sonido inconfundible de unos disparos en el patio de atrás habría anunciado su fusilamiento. Pero Sam habría dejado arreglados sus asuntos de modo que Dolores pudiera contactar con su familia en caso de encontrar una manera de salir del país. Forsyth, a pesar de su prolijidad, habría ahorrado los detalles sobre el carguero atiborrado de refugiados y los controles en la isla de Ellis, pero no habría olvidado mencionar la susceptibilidad de la familia Goldstein ante una shiksa (Forsyth nunca diría gentil), católica, por más señas que llama a su puerta y les entrega unas cartas según las cuales la criatura que porta es su nieto.
Apesadumbrados por el terrible secreto de familia, acogen a la mujer entre sus criados y mandan al nieto a un colegio donde no se mencione la palabra socialismo. Al cabo de los años, el descendiente vuelve a España e imparte clases en el Colegio Americano, en el que estudiaría Erenesto, que aprovecharía sus naturales habilidades para aprender idiomas, amén de la intimidad ideológica con su profesor, como medio para acceder a la cama de la señora Goldstein, licenciada en filología eslava.
Sin embargo, como acabo de decir, esto no es un best-seller americano, y por ello desconocemos todos los detalles —sin duda, apasionantes— que hicieron que Ernesto, a pesar de estar cursando un doctorado en Derecho y ser un especialista en propiedad industrial e intelectual, siguiera viviendo en el colegio mayor y no pusiera reparos en salir —noche sí, noche también— con compañeros menores que él e incluso novatos.
A este Ernesto vino Javier con su carta y los contratos que la acompañaban. Sabía que los abogados no son como los médicos (a los que cualquiera puede ir con sus problemas de salud, incluso mientras están tratando de ligarse a una rubia en la Joy), ni como los informáticos (a los que cualquiera puede convencer de que le arreglen el PC que acaba de saturar de spyware), pero aun así tenía sus esperanzas, ya que en la puerta no encontró las zapatillas que indicaban «tengo una resaca enorme, déjame dormir y no molestes».
Llamó a la puerta, digo —decía cuatro párrafos atrás— y le abrió un individuo ojeroso, cuya cara redonda revelaba una propensión natural hacia la ingesta de grasas saturadas. Llevaba unas gafas de concha y las arrugas de su despejada frente revelaban que superaba ya los treinta años. No por nada he sugerido, unas líneas más arriba, que era uno de los más ancianos habitantes del colegio mayor. Se llamaba Ernesto —pero, ¿cuántas veces he de repetirlo?— y era el individuo al que Javier estaba buscando —Si no, ¿para qué habría llamado a su puerta?

—Quiero que examines estos papeles y me des tu sincera opinión.
—¿Qué prisas tienes? Vayamos al comedor y desayunemos algo mientras lo leo.

jueves, 2 de noviembre de 2006

Capítulo I

Si esto fuera una novela de Agatha Christie, la historia comenzaría en un tren. Un personaje tendría una conversación casual con otro mientras se dirigían a la Isla Misteriosa donde todos morirían (el final trágico es exigencia del género) y durante el largo viaje iríamos conociendo de nuestro protagonista todos los detalles, incluidos sus más ocultos pensamientos, exceptuando el hecho (sin duda, trivial) de que ocupa su mente en cometer un crimen.

Pero yo, pobre novelista a destajo, no puedo evitar la tentación de sustituir los elegantes y anticuados ferrocarriles por un casposo y mugriento autobús que va de una ciudad sin nombre (pongamos, Almería) a un pueblo anónimo y costero donde se toma el transbordador que conduce a una isla abandonada, más grande que Perejil, pero menos que las Cíes.

Me llamo Pepe Sánchez, y comienzo esta novela en el asiento del autobús, leyendo una carta en que se cifran mis esperanzas de futuro.

Estimado Señor Sánchez:
Agradecemos que nos haya enviado su currículum. Actualmente, no disponemos de ningún puesto que se ajuste a su perfil, así que lo almacenaremos en nuestra base de datos a fin de considerarlo para futuras vacantes.

No, no era esa carta.
Tomé el papel arrugado que llevaba en el otro bolsillo, ese con el que había considerado envolver el bocadillo antes de subir al autobús. Allí estaba. La misiva, enviada por una tal Mediterráneo Productions (nombre no por hortera menos susceptible de existir en la realidad) era una invitación para participar en un "experimento social", como decían ellos. Y lo era, porque iban a tratar de demostrar que se podía desbancar del primer lugar de la parrilla a Gran Hermano, nada menos.
Mientras pensaba estas cosas, miré a la chica que viajaba a mi lado. Pensé que, si por lo menos fuera un personaje de doña Agatha, podría iniciar una conversación con mi compañera de viaje, con todo el glamour que aportan guantes, sombrero hongo, un buen equipo de viaje (con sus ungüentos en bote de porcelana, sus peines de concha de tortuga, sus cubiertos de plata y su petaca) y otros complementos imprescindibles sesenta años atrás. Pero, resignado a vivir en el hoy, me dije que sólo había presenciado en mi vida dos conversaciones tales: una vez, un sudamericano (no recuerdo si porteño, caribeño o andino) que debía de pensar que queda algo de carácter mediterráneo acá en la Madre Patria se dirigió a mí y estuvimos conversando formalmente sobre temas sin importancia (no sé ya si Chomsky o el psicoanálisis). Otra vez, estupefacto, contemplé cómo un muchacho de unos dieciséis le echaba los tejos a una chica que hacía las prácticas de magisterio, o incluso ejercía ya la profesión, a juzgar por el cúmulo de exámenes que estaba corrigiendo. Pero en el mundo real, nadie iniciaría una conversación.

—¿También vas a la Isla?
—¿Quién, yo? —respondí, sorprendido.
—Te he visto abrir la carta de Mediterráneo Productions. Así que supongo que vas a la Isla, ¿no?
—Bueno, sí. ¿Tú también?
—Soy una de las concursantes. Ágata. Y tú, ¿concursas o eres del equipo?

Tuve la tentación de decir que era del equipo, pero tarde o temprano acabaría por descubir que era concursante. Así que hice lo que cualquier chico haría en una situación similar: mentir.

—Bueno, soy periodista. Me envían para que escriba cuatro cosas sobre el programa. Pero —y esto es un secreto— quiero convencer a los de la productora para que me metan como si fuera un concursante, para hacer una especie de crónica que se publicará en una revista del corazón.

Elegí presentarme como periodista por dos razones. La primera de ellas, porque realmente lo soy, aunque las fluctuaciones del mercado laboral han impedido mi acceso a un puesto de trabajo acorde a mis expectativas. La segunda, porque los periodistas tenemos en nuestras manos un inmenso poder que utilizamos para denunciar el mal y proteger el bien, y ese poder suele impresionar a quienes nos escuchan. Así que no estaba preparado para la respuesta que me dio Ágata.

* * *

Si esto fuera una novela de Agatha Christie, la historia comenzaría en casa de Miss Marple, entre porcelana fina y cubiertos de plata sobre manteles de hilo. Pero algo me dice que esta novela no la escribe la anciana británica, ya que nunca he visto en sus novelas manteles de papel estampados con fotografías de hamburguesas. Alguna vez ha de ser la primera, claro, pero me da a mí que a mi ídolo no le gustaban antros como este. Por Dios: ¡ese niño está metiéndose las patatas fritas por la nariz! ¿Es que su madre no va a decirle nada?

En fin, ya me veis aquí, en el restaurante de comida rápida de un lugar perdido en medio de la nada (en medio de la nada, no: creo que todavía seguimos en Andalucía), tomando una hamburguesa mientras espero a que baje la temperatura del motor de mi R-12 de segunda (es un decir) mano. Sería soportable, incluso para mí, si no fuera porque ahí enfrente está un chaval que, indudablemente, es el cabrón del mini que ha estado gritándome obscenidades por la ventanilla.
Creo que está mirándome.
Horror: ¡viene hacia aquí!

—¡Hooola, guaaapa!
—¿Nos han presentado? —mi arqueo de cejas suele ser infalible.
—Bueno, creo que no —será imbécil: ¡no ha cogido la indirecta!—, pero hemos compartido ya unos cuantos kilómetros. Tú ibas en un R-12, ¿verdad?
—Pues la verdad es que sí. Tengo el Jaguar en el taller, así que Bautista tuvo la gentileza de prestarme su coche particular.
—¡Qué graciosa eres! ¿Te tomas una copa con nosotros? —no, si encima querrá presentarme a su amigo. ¿Será en plan trofeo, o estará haciendo de Celestina?
—No bebo cuando conduzco, gracias. —esto le corta al más pintado—. Además, tengo prisa.
—Ya veo, ya. ¿Cuánto llevas aquí, leyendo el libro de la Agatha esa? ¿Media hora? El libro no merece la pena: el asesino es ese hombre que muere en el capítulo 1. Estaba vivo, el cabrón de él.
—Gracias por informarme. Pero, visto que no te lo crees, te diré que estoy esperando a que se me enfríe el coche. Tiene la aguja muy alta. Pero en cuanto baje, acelero a fondo. Tengo que coger un barco en... y creo que llego tarde.
—Huy, ¿tú también vas a la Isla? Así que leías el libro de la Agatha... ¿Y vas de concursante o eres de la productora?
—¿Y eso qué importa?
—Bueno, si eres de la productora, llamo al Jordi, que sabe un huevo de mecánica, y te hace un apaño para que no llegues a última hora. Pero si eres concursante... Bueno, comprenderás si te digo que no me gusta la competencia.
—Claro, es lógico. Gema Pérez, asesora legal de Mediterráneo Films. ¿Firmaste ya los contratos? No sabes lo que nos costó redactarlos.

Elegí presentarme como abogada por dos razones: la primera, porque los abogados somos respetados por nuestra función social de defensa de los débiles contra la injusticia, y la segunda, porque es la carrera que estudio, y con buenas notas. Aunque lo que me gustaría ser es detective. Pero eso ya lo habíais deducido, ¿verdad? Elemental, querido Watson.

martes, 31 de octubre de 2006

Quedan 4 horas para NaNoWriMo

Os recuerdo a todos y todas que ya sólo quedan 4 (cuatro) horas para que dé comienzo en nuestra franja horaria ese festival de locura, estrés y creatividad llamado nanowrimo. A mí me pillará corrigiendo exámenes o moviendo muebles, pero a vosotros podría encontraros en una silla, con una pluma y un montón de hojas en blanco ante los ojos. Animáos y tratad de escribir algo, sin mirar atrás. Si tenéis dudas, pasáos por Nanowrimo en español, donde os echarán una mano.

lunes, 30 de octubre de 2006

Programas de cocina

Me encantan los artículos y programas de cocina, y más ahora que ya no son un "con las manos en la masa" donde se explica cómo cocinar alimentos para comer todos los días (¡por Dios!, ¿todavía hay alguien que cocine para su vida diaria?) sino una especie de festival de algo que no puede ser gula (aunque es cierto que para comerse tales platos hace falta no tener hambre) sino una especie de lujuria gastronómica.

Me encantan, digo, por esos momentos espectaculares en que indican que una exquisita receta llena de ingredientes exóticos sólo vale dos euros (seguro, pero, ¿quién va a conseguir que le vendan la cuarta parte de una carambola o cinco huevas de caviar?) y también por esos patinazos en los que a los cocineros que se las dan de sabelotodos se les ve el plumero de repente (no más que a mí mismo en otras ocasiones, eso es cierto).

La última fue el sábado, en «Vamos a cocinar... con José Andrés». Después de mostrarle a su invitado (un tal Tonino) un Rioja, y ensalzar las cualidades de la uva tempranillo con que estaba elaborado, y añadir que aquel Rioja en cuestión llevaba, además, otro tipo de uva (creo que se refería a la viura, pero quizá fuera otra) y comentar que tal uva era blanca, el invitado le pregunta:

—Y entonces, si lleva uva blanca y uva negra... ¿por qué el vino es tinto y no rosado?

A lo que José Andrés no supo contestar. Imagínense: ¡estudiar las cualidades que aporta cada tipo de uva, y no saber que el color tinto lo aportan los taninos del pellejo de la uva, indistintamente del color de ésta! Vamos, que me salió la vena riojanica, oiga. Pero, aunque me estuve partiendo la caja durante todo el programa, hay que reconocer que, en un país en que todavía hay muchos que piensan que el rosado y el clarete son mezclas de tinto y blanco, se les pueden disculpar a José Andrés y Tonino lapsus como éste.

Frases para El Roto (I)

(Cualquiera de las siguientes frases podría aparecer en un chiste del roto, aunque tampoco quedaría mal en una camiseta)

Estoy a favor de estar en contra.

Sólo sé que ni siquiera sé nada.

Odia a España sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo.

(Se nota que estoy optimista, ¿verdad?)

domingo, 29 de octubre de 2006

¿Autónomos asalariados?

Hace un par de minutos, en CNN plus, he escuchado en dos ocasiones distintas la palabra "asalariado" (como sinónimo de "trabajador") para referirse a los autónomos. Si es cierto que hay falsos autónomos, como los abogados e ingenieros que trabajan en grandes bufetes o consultoras con contrato mercantil, que sí reciben un sueldo fijo, en el programa de CNN plus se referían a los "autónomos de verdad" (habían entrevistado a un par de ellos antes de pronunciar la palabra que ha suscitado mi atención).

No me gusta recurrir al DRAE, pero voy a hacerlo porque en él se recoge la definición de salario como "remuneración regular" y asalariado como "aquel que percibe un salario por su trabajo". No tengo el Corominas a mano, pero creo recordar que "salario", "sueldo" y "soldada" se han referido siempre a ingresos fijos (como los que percibían los miembros de un ejército), y no a los variables ingresos que perciben, según los azares de la economía, quienes tienen un negocio.

Precisamente el problema que se discutía en la noticia en cuestión tiene que ver con esta sutil diferencia: ¿Qué pasa cuando un autónomo no puede trabajar? Que no cobra dinero, pero ha de afrontar los gastos (estos sí suelen ser fijos) de su negocio. El nuevo estatuto del trabajador autónomo quiere incluir prestaciones por desempleo y baja laboral para los autónomos. Pero, ¿cómo estipular una prestación para aquel que no tiene ingresos fijos? Desde hace unos años, es el autónomo quien debe estimar cuánto desea pagar para cubrir sus bajas, y sospecho que tiende a pagar lo menos posible.

Especialmente si es uno de esos "falsos autónomos" de los que he hablado antes. No crean que sólo los hay en profesiones supuestamente bien pagadas como la abogacía: muchos recién licenciados acaban en puestos con contrato mercantil, ejerciendo las labores más pintorescas. Y encima se dan con un canto en los dientes, pues, aunque sea mercantil, tienen algún tipo de contrato, algo que ya quisieran muchos trabajadores del ladrillo o del servicio doméstico.

domingo, 22 de octubre de 2006

Una niña modélica...

La semana pasada he puesto los primeros exámenes (evaluables) de este curso, pero debido a mis diversos compromisos con la sociedad y el instituto (evaluaciones iniciales, cursillos...) he tenido las tardes demasiado ocupadas, así que hasta hoy por la tarde no me he puesto a corregir el examen que puse el jueves.

Lo primero de todo es que me he llevado una decepción. Los exámenes, habéis de saber, no sólo evalúan los conocimientos del alumno. En general, evalúan el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por tanto, que casi todos los alumnos fallen en aspectos que yo consideraba bastante asentados indica que debí incidir con más fuerza sobre ellos. Generalmente, se trata de cosas que yo di por sabidas después de lanzar preguntas abiertas en clase (método un tanto peligroso: los voluntarios para contestar suelen ser alumnos que saben la respuesta correcta) y confirmar mis impresiones interrogando a los no-voluntarios. Mmmm... Debo repasar de nuevo la clasificación acentual de las palabras, la determinación de la raíz de las palabras y un sinfín de cosas. Mal asunto.

Pero, así como me he llevado una decepción en cuanto a los resultados de mi propia práctica, me ha esperanzado bastante el caso que relataré a continuación.

Generalmente se supone que los inmigrantes tienen todas las de perder, y si su lengua materna no es el castellano, entonces el suspenso está asegurado. Hasta ahora, cuando veía buenos alumnos entre el colectivo de lengua nativa extranjera, había que irles ayudando bastante. Especialmente en la asignatura de lengua, en la que se supone que hay que valorar especialmente la redacción, la ortografía y otros detalles. Todavía recuerdo con cariño a aquel alumno rumano que suplicaba que, por favor, le pusiera un 8 en lugar de un 7,50 porque esa nota era "una deshonra".

Por eso me ha llamado la atención que, entre exámenes mediocres de españoles e hispanoamericanos, apareciera un examen de una niña de habla no española que ha respondido muy correctamente a todas las preguntas, con una redacción impecable, buena letra y, sobre todo, sensatez más que evidente (característica esta última que escasea entre los estudiantes que realizan exámenes, quizá por los nervios). Sus respuestas sobre la pregunta de comprensión de textos que antecedía a la prueba eran muy superiores a las de muchos compañeros; su ortografía era excelente, excepto en un caso en que supongo que ha transcrito mi defectuosa pronunciación de una palabra. Lo único que fallaba era el apartado de redacción, donde aun así ha salvado las apariencias.

Viendo su examen me asaltan las preguntas: ¿Qué hacen los demás niños, los que podrían aprobar con dedicarle quince minutos al día? ¿Será que sólo lo aprendido con esfuerzo se recuerda? No lo sé, pero cosas como esta son las que me convencen.

lunes, 16 de octubre de 2006

Contrafactum

(Supongo que todos conocéis el original)

De lo poco de vida que me resta
diera con gusto los mejores años,
por saber lo que a otros
de mí has hablado.

Y esta vida mortal y de la eterna
lo que me toque, si me toca algo,
por poder con la vara
darte un porrazo.



Y todavía es lunes.

domingo, 15 de octubre de 2006

Nanowrimo 2006

De nuevo calienta motores NaNoWriMo, ese evento anual que concentra a quienes estén dispuestos a demostrar su capacidad para idear una historia y redactarla en forma de novela de 50000 palabras en el espacio de un mes.

Es un interesante reto en el que os animo a participar, aunque en mi caso no sé si, después de "perder" durante dos años (los resultados pueden verse en mis otros blogs: libreros.blogspot.com y relatomarco.blogspot.com) seré capaz de engancharme de nuevo. Aun así, creo que picaré, pero quizá me convenga, primero, un poco de calentamiento. Por ejemplo, podría tratar de concluir las historias de los otros dos años... Oh, qué pereza.

lunes, 9 de octubre de 2006

Podría ser peor


Dicen que sólo la indiferencia es peor que el odio. Alegraos, queridos, pues todavía siento odio.

sábado, 7 de octubre de 2006

Explotación infantil en España

Lejanos ya en el tiempo aquellos años, allá por la década de 1980, en que todavía la industria textil y zapatera de España podía competir con China recurriendo al trabajo de niños, puede parecerle al lector extraño que dedique un artículo a hablar de la explotación infantil. Y es que uno tiende a asociar "explotación infantil" con esos niños sirviendo en el bar o la carnicería de sus padres, todavía tan habituales en el mundo rural, o con los niños mendicantes que asaltan a los turistas junto a las estaciones de tren. Vaya por delante que en España estamos todos de acuerdo en considerar ilegal estas formas de trabajo.

Dicho lo cual, queda considerar que todavía existe un ámbito donde los niños todavía pueden trabajar legalmente: el mundo del espectáculo. Nadie se rasga las vestiduras al ver niños anunciando pañales, alimentos, teléfonos, bancos, automóviles. Nadie cuando los ve protagonizar películas y series de televisión, cuyos guiones suponemos que habrán de estudiar en largas jornadas, en detrimento de otras enseñanzas. Por ello me ha resultado interesante conocer, a través del Periódico El Mundo (8/10/2006) el caso de la niña C.V., cuyo verdadero nombre puede averiguarse buscando en google el texto que aparece en la foto de la página web que ilustra el artículo (la página ha sido eliminada de la red, pero el nombre está en el URL que encuentra google).

El caso de explotación, lamentablemente, habría pasado desapercibido a los espectadores de series como "Casi perfectos" o "Javier ya no vive solo" si no se hubiera cruzado por medio un caso de divorcio y el interés del padre por recuperar la custodia de su hija. Las horas de rodaje con fiebre, las faltas de asistencia a clase (que a los padres de cualquiera de mis alumnos podrían haberles supuesto importantes sanciones económicas y, en el caso de los más desfavorecidos, la retirada de las ayudas públicas), las vacaciones pasadas de casting en casting, tienen un aspecto totalmente infernal. Más, el hecho de que el padre recibiera un sms de la niña denunciando que su hermano había sido castigado por revelar al padre que estaba haciendo un nuevo anuncio.

Cabe considerar que el trabajo de los niños actores, aunque generalmente deleznable (para un solterón como yo no hay mejor reclamo para apagar la tele que un niño actuando), no siempre se da en condiciones de explotación. No me parece recordar que mi amigo Pedro se sintiera explotado (más bien le encantaba salir bailando en los anuncios de juguetes, lo que nos causaba vergüenza ajena), pero hay que reconocer que, cuando menos, era un niño extraño. La sensación de explotación comienza a aparecer cuando lo que era un juego se convierte en una obligación: conocí el sentimiento cuando en el instituto de la Colonia Manzanares dí clase a algunos chicos deportistas de alto nivel, cuyos compañeros "normales" recordaban a quienes habían tenido que dejar Madrid, víctimas de una lesión o de algún fracaso personal o deportivo. Y he sabido de deportistas que dedicaban largas horas de la tarde a prepararse para triunfar en el fútbol, la danza, la música. Pero, por lo menos, éstos tenían ya sus quince o dieciséis años. Sí, ya sé que a los soviéticos les funcionaba. Pero, en un mundo donde son tan pocos los elegidos, ¿no es una crueldad robarles así los mejores años de su vida?

viernes, 6 de octubre de 2006

La absurda manía de recurrir al diccionario

Últimamente, y quizá a partir de la apertura del sitio Web de la Academia, son cada vez más los plumíferos y chupatintas que adornan sus artículos con citas del diccionario. Vicio propio de la escolástica educación de abogados y otros humanistas, la cita definitoria se ha convertido, gracias a la incapacidad para distinguir diccionario de enciclopedia, en un molesto parásito que puebla los artículos periodísticos.
Así, por ejemplo, se ven artículos discutiendo la naturaleza del ácido bórico en base a la definición que de él da el Diccionario de la Real Academia, un diccionario que sólo pretende aclarar la acepción de la palabra, y no estudiar su referente. Y menos aún, dar todos los posibles usos del mismo. En caso contrario, ¿no se preguntarían por qué hay gente que estudia química?
Desde luego, si ese es el nivel intelectual de los periodistas, no me extraña que triunfe la blogosfera: sus fuentes son tan patéticas como las del periodismo de papel, pero, por lo menos, puedes dejarle un comentario al autor diciéndole que es un impresentable.

jueves, 5 de octubre de 2006

Tenéis que verlo

Sí, ya sé que en internet hay muchas cosas de estas, pero si queréis ver acción de la buena, no os perdáis Terminator contra Robocop, de AMDS. Por cierto que el autor tiene en su página web un link a un artículo en una página web española en que podéis ver una interesante lista de fanfilms.

vía microsiervos

Estándares

Una cosa que me joroba en el mundo de la informática es el hecho de que para varias cosas absolutamente simples no haya todavía ningún estándar.

Así, cuando me compré el Pentium III con que reemplacé el 486, descubrí que el teclado había cambiado la ubicación de la tecla "Ç", cambiando la forma de las teclas "Borrar-Atrás" y "Retorno". gracias a ese pequeño cambio, totalmente inconveniente, me hacía un lío cada vez que quería escribir "}", signo absolutamente imprescindible a la hora de programar en C, javascript y otros lenguajes que reside en la misma tecla que "Ç". Pero ese cambio quedó diluído en el horror que me produjo la incorporación de las teclas "Windows" y "Menú", que ocupaban el espacio donde estaba acostumbrado a encontrar "ALT" y "ALT GR", y acortaban el tamaño de la barra espaciadora. Todo un lío para quien está acostumbrado a escribir sin mirar el teclado y sabe que la función de la tecla "Windows" se puede ejecutar con "CONTROL-ESC".

Ahora, he comprado un nuevo ordenador. Con su chasis (que recibe el vulgar nombre de"caja" en jerga informática) se incluían el teclado, un ratón y unos altavoces. Lo aceptamos, sin mirar primero la distribución del teclado. Error.
Este teclado vuelve a la distribución "razonable" de las teclas ("{" junto a "}"), pero introduce una modificación exasperante, debido a que no parece que no hay un estándar sobre dónde ubicar las teclas de Apagado/Encendido. Así, donde mi ordenador anterior tenía:
ImprPánBloqDespPausa
 
InsertInicioRePág
SuprFinAvPág
PowerSleepWakeUp


Ahora tengo:

PowerSleepWakeUp
 
ImprPánBloqDespPausa
InsertInicioRePág
SuprFinAvPág


Os parecerá una nimiedad, pero en cuanto comencéis a preguntaros por qué os vais al final de la línea cuando pensábais que pulsábais "Inicio", o por qué de repente no se borra algo, y pasáis al modo de sobreescritura, o por qué la página próxima se parece tanto a la que ya habéis leído, descubriréis que colocar las teclas "Insertar-Inicio-RePág" donde en otros teclados van "Suprimir-Fin-AvPág" es una auténtica putada.

viernes, 29 de septiembre de 2006

Monitor vertical...


Monitor vertical...
Originally uploaded by jose_m0ya.
Una cosa que quería hacer desde mucho tiempo atrás era jugar a los videojuegos de sala recreativa en el monitor vertical que usaban originalmente. El Léame de MAME informaba de esta posibilidad, pero avisaba del peligro de ponerla en práctica en monitores que no estuvieran preparados para ello (es decir, haciendo descansar un CRT sobre uno de los lados). Aprovechando que mi monitor LCD se puede rotar, he decidido reinstalar MAME para darme ese gustazo.



P.D. Si tuviera una casa tan grande como la finca de mi amigo Pancho, yo también me compraría un recreativo.

miércoles, 27 de septiembre de 2006

Arte del equilibrio

La política es el arte de brindar una a Dios y otra al Diablo.
Mientras desde todas las instancias de la administración se nos alaba el reciclaje,
Mientras se suben los tipos de interés para desmotivar el consumo,
La administración incentiva la compra de nuevos coches, ordenadores, y electrodomésticos,
Y el achatarramiento de los antiguos.
La política es el arte del equilibrio.

martes, 26 de septiembre de 2006

Cómo resetear el contador del depósito de tinta gastada de una Canon S330

El lunes pasado mi Canon S-330 Photo comenzó a mostrar el siguiente mensaje de error:
"El depósito de tinta usada está casi lleno"

En ese momento, dirigí todo mi odio hacia los técnicos que habían imaginado tal mensaje de error, sin proporcionar al usuario ninguna ayuda, ni en el monitor de impresión ni en la página web (buscando en español en Google, veo que las impresoras de la serie ip muestran, en tales casos, un consejo adicional: "mande la impresora al servicio técnico"). De todos modos, es de agradecer que Canon avise de que la impresora está a punto de finalizar su vida útil: ni mi antigua HP ni la de un amiguete dieron ningún mensaje al respecto, y ambas murieron con una montaña de tinta que llegaba al eje del carro.

Perder la HP fue frustrante, pero fatal. En el sentido de que estaba destinado a que se estropeara, pues no he visto impresora HP buena desde mi vieja Deskjet-500C (entre el hard estropeado de hp que poseo o he poseído cuento un escáner de gama alta, muerto a los dos años, una grabadora de CD y una Deskjet 950C, impresora que podemos considerar "de gama media" porque soportaba Centronics y USB cuando el primero estaba cayendo en desuso). Si bien me resigné a perder esa impresora, le tengo amor a mi S330, en cambio. Especialmente porque es una de las impresoras más baratas de mantener que conozco. Así que trataré de arreglarla.

¿Cómo solucionar el problema? Lo primero que deberíamos hacer es limpiar el depósito de tinta usada, que no es sino el lugar donde los cartuchos descansan cuando no usamos la impresora. Si lo miramos, veremos un charco de tinta que a veces crece hasta amenazar la integridad de la impresora.

Sin embargo, limpiándolo no resolvemos TODO el problema. Las impresoras usb baratas, como esta Canon, tienen sensores muy simples. Del mismo modo que calculan la tinta disponible en el cartucho contando las veces que se ha utilizado la impresora (lo cual produce problemas cuando la impresora es utilizada por dos ordenadores distintos), calculan la posibilidad de que el depósito de tinta sobrante se llene basándose en la cantidad de páginas impresas a lo largo de la vida de la impresora. Por tanto, después de limpiar el depósito hay que poner el contador a cero.

La manera de hacerlo es la siguiente:

  1. Apaga la impresora.
  2. Pulsa el botón "continuar" y, manteniéndolo pulsado, presiona "encender". Mantén pulsados ambos botones.
  3. Manteniendo pulsado "encender", suelta "continuar".
  4. Sigue manteniendo "encender". Pulsa y suelta "continuar" por segunda vez.
  5. Sigue manteniendo "encender". Pulsa "continuar" por tercera vez y suelta ambos botones a la vez.
  6. Parpadearán luces verdes y luego quedarán fijas.
  7. Cuando la luz verde sea fija, pulsa "continuar" 4 veces.
  8. Pulsa "apagar". Si la impresora no se apaga, púlsalo otra vez.
  9. Desenchufa el usb de la impresora y desinstala el driver de Canon (este paso es necesario porque al resetear la impresora, Windows le asignará un nuevo "número de serie", que impedirá que funcione con el driver anterior; pero si no desinstalamos el driver antiguo, se mantendrá el error de depósito lleno) .
  10. Enchufa el usb de la impresora y enciéndela. Windows te pedirá el driver (si no sabes dónde está el CD, obtenlo de la web de canon).

via http://www.fixyourownprinter.com/forums/inkjet/25564

via http://www.weink.com/ecom/support/technotes/tsn20.htm

lunes, 25 de septiembre de 2006

Berreando

Este fin de semana disfruté de los últimos coletazos del verano en Venta de Cárdenas, un pueblo que algunos conoceréis por el "Casa Pepe" de despeñaperros (lugar chocante donde los haya). En dicho municipio tiene una finca uno de los amiguetes del verano, y como hasta ahora nunca había ido la pandilla, decidió que podíamos aprovechar el momento de la berrea, el celo de los ciervos.

Porque la finca de mi amiguete es uno de esos latifundios de caza que tanto se ven por el sur de España, y el animal más común es el ciervo. Si hubiera tenido una cámara medio decente, habría hecho unas cuantas fotos de los astados, pero mi máquina no tiene zoom. Seguro que Juan cuelga unas pocas.

Pero no dedicamos todo el día a ver animalillos. Otros atractivos del lugar eran un horno de leña (riquísimo el cordero, oiga) cuyo calor residual nos dio para cocinar la cena. Estaba ubicado en una sala maquillada de bar (no faltaban ni las luces ni la máquina recreativa) cuyo contenido debíamos tratar de agotar ("liquidación por reforma", podríamos haberlo llamado). Lo más gracioso del bar era la existencia de una cadena musical capaz de tocar vinilos, acompañada por una buena cantidad de LPs de los 80. No es necesario decir que pronto desconectamos el ipod y comenzamos a pinchar vinilos, con cierta torpeza (achacable a la falta de luz, o quizás a la lámpara estroboscópica).

En fin, que casi puedo agradecer que llegue el lunes, porque tanta fiesta no puede ser buena para el cuerpo. De ninguna manera.