lunes, 15 de mayo de 2006

¿Desaparecerá la escritura manuscrita?

Ya sé que no debería hacerlo, pero esta mañana caí en la tentación de leerme el infumable Magazine, suplemento semanal de El Mundo (con esto no quiero decir que otros suplementos semanales sean mejores). En su interior, un periodista con la necesidad de rellenar unas cuantas páginas hablaba sobre la desaparición de la letra manuscrita, ante el aumento del uso de procesadores de texto (que en realidad no reemplazan al bic, sino a la máquina de escribir), correo electrónico (eso sí puede preocupar) y móviles. El título: «El fin anunciado de la escritura a mano» (Magazine de El Mundo 14/5/2006, p. 24).

Es un asunto que realmente preocupa a algunos sectores de la población (en general, los chupatintas, como yo, o los tecnoadictos, como también yo). Y no sólo en la escritura, sino en otros aspectos. Por ejemplo, yo me he obligado a acostumbrarme a hacer las operaciones de cálculo con lápiz y papel, aunque luego acabe sumando las notas con el excel, por mantenerlas tabuladas (con la siguiente posibilidad de búsqueda de preguntas más falladas, proporción de aprobados, etc.) Pero, en este caso, el reportero la caga.

Dos frases a destacar:

  • «Pero mientras la escritura por ordenador no revela nada de la personalidad del autor, la tradicional es tan expresiva...»: GenderGenie, los tipógrafos y varias generaciones de filólogos saben que esta afirmación es falsa. Quien escribe deja algo de sí mismo, ya sea en la elección de las palabras, ya en la elección de las características tipográficas (los márgenes, por ejemplo, nos pueden indicar la generosidad o racanez de quien escribe: yo suelo mostrar lo segundo).

  • Como ejemplo de persona que no escribe a mano se cita al autor del Gadgetoblog de El Mundo: «[...] Practica con el ejemplo. En su escritorio particular hay dos ordenadores [...] un smartphone [...] una PDA [...], un tablet PC (equipo portátil que permite escribir en la pantalla y convierte en texto la escritura con lápiz digital)» (la cursiva es mía). Así que, como ejemplo de que la tecnología nos lleva hacia el desuso de la letra manuscrita, se cita un dispositivo sobre el que se escribe a mano (nota: con las PDA también se puede hacer).


En realidad, lo que ha desaparecido y desaparecerá es la elegante cursiva de los contadores y amanuenses, hace años reemplazados por oficinistas que, en lugar de utilizar pluma y manguitos, dactilografían sus textos (un proceso mucho más rápido, si uno está acostumbrado). Los maestros seguirán mucho tiempo escribiendo en la pizarra, y los niños en sus cuadernos: la pizarra electrónica es muy cara, y la cesión de ordenadores portátiles a alumnos que lanzan por la ventana libros ajenos ni se me pasa por las mientes. Y hasta que se abaraten las PDA hasta niveles parecidos a los de los hoy omnipresentes reproductores de MP3 —y hasta que se conviertan en dispositivos con mejor resolución y mejor capacidad para interpretar texto manuscrito—, el bic será el instrumento multiusos que nos permitirá, sin depender de baterías y con la posibilidad de comprar recambios en cualquier lugar, escribir rápidamente en una cajetilla de tabaco la idea que, luminosa y fugaz, ha pasado por nuestra cabeza.

Recuerdo que, en mi penúltimo curso de filología, asistí en la Universidad Autónoma a una conferencia sobre las posibilidades del tratamiento de la voz con ordenador. Una alumna de un curso inferior se quejó sobre la desaparición de la escritura. Pero no ha sido así: ¿Quién sigue usando hoy el Dragon dictation o el IBM VoiceType? ¿Cuántos dueños de reproductores MP3 usan la opción de grabadora que estos aparatos suelen incorporar? ¿Cuántos usuarios de PDA o teléfono móvil usan las funciones multimedia de los mismos para grabar ideas, y no sólo eructos o indiscrecciones del vecino? Pues lo mismo sucede con la vieja escritura manuscrita. Tiene su función, que irá reduciendo su campo poco a poco, hasta quedarse en el "viva yo" pintarrajeado con spray sobre la tapia del colegio.

2 comentarios:

Gloria dijo...

Me hacen gracia varias cosas. Para empezar, el título rimado. Consciente o incoscientemente el tipo ha hecho un pareado que da risa.

También me encanta que nadie se dé cuenta de que la escritura a mano no siempre ha sido sinónimo de personalidad. Los monjes medievales, los funcionarios de cabildo, los alcaldes de las villas... todos usaban el mismo tipo de letra oficial que variaba según las épocas. No se trata del cómo, sino más bien del qué.

Estos románticos que cada cuatro lunas llenas salen a reivindicar la máquina de escribir, el pergamino y la pluma de pato no se dan cuenta de que el trabajo, el papeleo, lo útil no siempre está reñido con lo antiguo, ni que para escribir poemas no siempre se tiene que usar tinta dorada.

Seguro que hacia 1500 alguien clamaba diciendo que la imprenta iba a acabar con los bonitos diseños de letras capitales que en los monasterios se realizaban con sangre de toro y arcilla (y mucho sudor por parte del amanuense-dibujante) ¡Pobre hombre, no conoció el Photoshop.

Unknown dijo...

Apostillando a Edryas, si nos fijamos en la letra manuscritas de nuestros abuelos veremos que toda era similar, y lo mismo con los nacidos durante el boom de los 60, y con los chavales que ahora pueblan los institutos. Porque aunque cada uno aporta en la letra su personalidad, bien es cierto que cada época tiene su estilo, así pues deberíamos estar también llorando la pérdida de la letra manuscrita de los Reyes Católicos, etc...

Y como último comentario, para dar más argumentos al post ;-), ¿es que deberíamos estar también lamentando la desaparición de los pilones en los que lavaban la ropa nuestras antepasadas, mientras nuestras casas se pueblan con horribles artefactos infernales como las lavadoras, lavaplatos o frigoríficos?

Y es que ¡qué fácil es llorar porque todo tiempo pasado fue mejor! ¿verdad?

Saludos.