viernes, 28 de diciembre de 2007

Huelga de limpieza

(Parece que el problema lo ha resuelto ya Esperanza Aguirre, con férreas medidas: la rescisión de las contratas, que inevitablemente irá acompañada del despido de culpables e inocentes por igual. Mi yo estalinista apoya esta medida, como habría apoyado el destierro a Siberia. Sin embargo, llevaba tiempo queriendo escribir las siguientes líneas):

Es cierto que los trabajadores de limpieza cobran una miseria por realizar un trabajo que nadie quiere hacer. Pero también es cierto que la actitud de los piquetes, volcando papeleras y derramando aceite, es inaceptable.
Cuando los oficinistas se pone en huelga, no se espera que metan todos los expedientes sin resolver en la trituradora; cuando los albañiles se ponen en huelga, no se espera que minen los cimientos de los edificios; cuando los policías se ponen en huelga, no se espera que se líen a tiros contra el personal.
Sin embargo, en los servicios de limpieza y de recogida de basuras parece no sólo tolerable, sino incluso normal que derramen la poca basura ya recogida, que esparzan los residuos por el suelo, que pongan en riesgo la salud pública.
Con la inestimable colaboración, además, de todos los ciudadanos, que siguen dejando los periódicos y octavillas en el suelo del metro o, como mucho, en papeleras ubicadas dentro de él, propicias al vuelco. Con lo fácil que sería guardarlas...

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