miércoles, 7 de julio de 2010

Estimado señor / Distinguido señor

Observo en los últimos tiempos en la correspondencia se está sustituyendo la fórmula «Estimado Señor» (o «Señora») por «Distinguido Señor» (o «Señora»). Quizá yo sea un rancio y un carca, pero siempre me ha resultado agradablemente críptico y majestuoso el lenguaje tradicional de las cartas comerciales, aquel del «Acuso recibo de la suya del 14 del presente» y fórmulas similares. Por eso me da un poco de pena esta sustitución, no sé si por influencia del inglés (algún «Distinguished Sir» he visto por ahí, pero es más frecuente el «Dear Sir»), o simplemente por búsqueda de la novedad.

Claro es que la correspondencia comercial cada vez llega más a la gente de a pie, y que por una política lingüística (por supuesto, nunca mentada con tal nombre) enfocada en cierta dirección de mediados de los ochenta a esta parte, se han ido infantilizando el lenguaje periodístico, el comercial, el jurídico-administrativo e incluso el médico. Y es curioso que haya habido en los últimos tiempos iniciativas legislativas en tal dirección, como la que ha eliminado los tratamientos de cortesía en la Administración General del Estado o la que ha obligado a redactar con un lenguaje «más simple» los prospectos de las medicinas. A pesar de ello, quedan reductos inexpugnables, pequeñas Numancias de la lengua, como el lenguaje del derecho fiscal.

En efecto: cualquier persona que haya cursado con aprovechamiento la enseñanza obligatoria (es decir, la ESO) podría comprender un prospecto médico de los antiguos. Sin embargo, a duras penas podrá encontrar el «programa Padre» en la página oficial de la agencia tributaria, y mucho menos comprender su archivo de ayuda en caso de duda. Obsérvese que, si bien todos podemos necesitar medicamentos, también se supone que Hacienda somos todos. Ni para enfermar ni para montar una frutería hacen falta estudios.

¿Son quizá los inspectores de hacienda los últimos profesionales que hacen de su oficio una especie de taumaturgia? ¿O es que son los pocos suficientemente inteligentes como para comprender que los tecnicismos no se han inventado por joder al pueblo sino para señalar diferencias de conceptos donde la lengua común no los halla?
(Edición 22/4/2014: irónicamente, este artículo estaba plagado de erratas e incluso tenía alguna falta de ortografía).

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