martes, 15 de marzo de 2011

Tres cuentos hiperbreves 1: Estar en Alcalá.

Cada cierto tiempo, compruebo si los concursos a los que he enviado cuentos se han cerrado, para poder publicar en mi blog los microcuentos correspondientes. Hoy he visto que ya se han publicado los ganadores del concurso de relatos "Camino de la Lengua Castellana 2010". La mala noticia es que no me he llevado nada (a pesar de lo horrible que es el cuento ganador, mucho peor que el que se lleva el áccesit). La buena noticia es que ya puedo colocar tres esos cuentos en mi blog.



Estar en Alcalá



No sé si puedo decir que haya estado en Alcalá. He pasado por Alcalá, es cierto; he hecho algún cursillo en Alcalá; incluso he trabajado allí breves temporadas. Pero nunca he estado en Alcalá. He pasado más horas en Alcalá que en Huelva, y, sin embargo, creo que allí sí que he estado, pues visité todo lo que había que visitar. De la ciudad complutense, en cambio, apenas conozco sino las murallas, y esas porque se construyeron paralelas a la carretera por la que circulaba mi autobús. Mil veces he tenido alguna excusa para hacer turismo por allá, pero una u otra razón (las lluvias de otoño, los horarios imposibles, los planes con los amigos, la falta de automóvil) me disuadían. Y no es por saber dónde nació Cervantes, ni por conocer la cuna de la Políglota, sino —qué demonios— porque, ya que he trabajado allí, me siento en la obligación de haber estado, aunque sea unas horas, en Alcalá.

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