jueves, 25 de marzo de 2004

Daría qué hablar a Tarantino.

Se basa en un hecho real, pero es algo tan absurdo que hay que contarlo como si fuera una historia de Tarantino, llena de detalles absurdos y de tacos.

--Iba yo subiendo la calle Magdalena hacia Antón Martín cuando me adelanta un chorvo subido en su cerdo. Entiéndeme, no era un cerdo de verdad, sino una japo maqueada de Harley, y trucada para que hiciera el puto sonido Harley patentado. Bueno, pues el caso es que me jodía tanto la puta japo que comencé a rezar para que apareciera un pitufo y le cascara una multa por llevar escape libre.
>>En esto que llego a Antón Martín; la moto atraviesa por la acera junto a la salida del metro, no sé si para girar y subir Atocha o meterse por León. Un kiosco me tapa pero yo sigo rezando para que haya un munipa. Entonces escucho que el cabrón pone en punto muerto su cerdo; giro la cabeza, y lo veo parado junto a un pitufo ¡preguntando por una calle! Joder, el pitufo no le dijo nada; ¿te das cuenta?: ¡El tío va infringiendo las putas ordenanzas municipales, y el munipa no le dice NADA! Es la hostia. La próxima vez que vaya yo infringiendo flagrantemente las putas ordenanzas municipales sobre ruido también me pararé a preguntar cualquier cosa al primer munipa que vez.

(Mis disculpas a todos los guardias municipales de Madrid, muchos de los cuales me han prestado su ayuda en momentos de necesidad; pero la situación exige ese vocabulario, aunque ellos lo consideren ofensivo.)

[Sorry, mi knowledge of english slang is not enough to tell you this f***in' story in an appropiate manner. It tells about a man with an LOUD-enough-to-be-illegal bike stopping by a cop and asking him directions; the copper said nothing to the f***in biker.]

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